Una de cal y otra de arena...

El ser humano, y  más la mujer que el hombre (seguramente nos daréis la razón), siempre se ha caracterizado por sus reacciones encontradas ante los mismos acontecimientos. Nosotras sabemos que un simple día en que nos levantemos con el pie cambiado puede provocar una verdadera hecatombe. Un ejemplo..., tu marido te dice que esta noche saldréis a cenar fuera... En un día "normal" te alegrarías al instante, estarías cariñosa con él y le agradecerías con besos esa sorpresa. Pero, ay de él si el día en que te lo pide tú te has levantado con los cables cruzados (sí, sí..., uno de esos días pre, o post, o durante...). Entonces le sueltas... ¿pero tú te crees que con la de cosas que tengo que hacer hoy voy a tener cuerpo para salir esta noche? ¿y qué hago con los niños? ¿los endoso al vecino? Pues ya me lo podías haber dicho anoche cuando me puse a cocinar para toda la semana...
Sí..., esos son los contrastes que llenan nuestro día a día y que hoy trasladaremos a la decoración... Más que nada para no fastidiar al cónyuge.
Delicadeza o fuerza

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Minimalismo u opulencia

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Tradición o Modernidad

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Blanco o negro

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Curvas o rectas...

Natural o pintada

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Pero en esos contrastes reside parte de nuestro atractivo y nuestra esencia..., ¡esa que les vuelve locos en todos los sentidos!