En el centro de asistencia a los enfermos de Alzheimer de Leòn hay una habitaciòn en la que se recrea una atmòsfera de los años cincuenta/sesenta, con la intenciòn de escenificar situaciones del pasado, para asì fortalecer la memoria y hacerla salir del rincòn donde a veces se esconde. He visitado sus instalaciones y entrè en dicha habitaciòn, patrocinada por Caja Madrid, aunque quizà serìa màs preciso decir que me adentrè en ella.
Hubo un tiempo en que los objetos de una casa no eran de quita y pon. Un sofà, un cenicero, una làmpara, una radio se convertìan en tatuajes, como ese horrendo, pero entrañable cuadro que preside el salòn de la familia Alcàntara, en San Genaro, con una escena de caza.
Ahora, la direcciòn de este centro asistencial anda buscando para dicha habitaciòn una de esas ùltimas cenas en hierro que habìa en tantas casas, porque son muchos los internos que la asocian con ese pasado que les huye. Las ayudas, las subvenciones y los patrocinios son necesarios pero el verdadero patrimonio de un proyecto son y seràn siempre las personas, y esto queda demostrado a diario con la labor que pacientes, familiares, direcciòn y personal realizan juntos en este edificio, uno de los mejores de España en su especialidad.
Su excelencia hay que proclamarla bien alta en estos tiempos de crisis, econòmica y de valores, en los que se dirìa que hay fuerzas empeñadas en borrar de nuestro encerado colectivo las lecciones que aprendimos de nuestros padres, quizà muchas a destiempo.
Recordar es mucho màs que un instinto de la supervivencia. No es sòlo un acto neurològico, tambièn lo es de justicia poètica. Recordar es comprender. En aquella bella y dura pelìcula llamada Johnny cogiò su fusil, el soldado mutilado por una explosiòn, durante la Primera Guerra Mundial, que ha quedado sin brazos ni piernas, ni aparente capacidad de comunicarse por mètodos convencionales, no tiene màs que su memoria, en la cama de su hospital.
Y recuerda que su padre le perdonò cuando le perdiò su mejor caña de pescar. Y a mì me viene ahora esta pelìcula porque a mì me llevò a verla el mìo. Y recuerdo que saliò con los ojos llorosos.
Me ha emocionado pasar un rato en el centro del Alzheimer. No lo olvidarè.
Diario de Leòn.es