Una maduración de ciruelo, del Eihei Kouroku, por Dogen Zenji

Por Chocobuda

He aquí una historia. Mazu dijo: «Esta mente en sí misma es Buda».

Damei («Gran Ciruelo») estudió esto durante más de treinta años, morando en la cima de su montaña, ocultando sus huellas en los sonidos del valle y los colores de la montaña. El ancestro Mazu envió por fin un monje para visitar y decirle a Damei: «El Dharma del Buda de Mazu es diferente hoy en día».

Damei respondió: «¿Cómo es de diferente?»

El monje dijo: «Sin mente no hay Buda».

Damei dijo: «Incluso si él dice ‘Sin mente no hay Buda’, yo solo entiendo ‘Esta mente en sí misma es Buda'».

El monje volvió y se lo dijo al ancestro.

Mazu dijo: «Este ciruelo está maduro».

D?gen dijo: «Esta mente en sí misma es Buda» es más profundo. Año tras año Damei maduró en pleno verano.

Mente es Buda, es una frase común en el Zen. Tu mente, aún con todas tus ideas, opiniones, sueños y dolor, solo es vacuidad.

Cuando lo aceptas y lo entiendes más allá de las palabras, has madurado espiritualmente.

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