El consumo de alimentos altamente procesados y
azucarados puede conducir a picos y valles repentinos en la cantidad de glucosa
en la sangre de una persona. Esto puede causar fatiga, irritabilidad, mareos,
insomnio e incluso es un factor de riesgo para la depresión, particularmente en
los hombres. Se ha demostrado que una dieta de alimentos integrales puede
ofrecer protección contra la depresión. Los bajos niveles de hierro, magnesio y
zinc pueden provocar un aumento de la ansiedad, un estado de ánimo bajo y una
concentración deficiente, lo que conduce a déficits de atención y trastornos
del sueño. Una dieta deficiente, lleva a déficits de atención y la hiperactividad
puede hacer que un comportamiento impulsivo y agresivo sea más probable. Los
estudios han demostrado que los altos niveles de impulsividad están conectados
con niveles altos y estables de ofensas. Una nutrición decente tiene el poder
de impactar positivamente la autoestima, la salud, el aprendizaje y el
desarrollo. Es por ello que para romper
el ciclo de reincidencia, y evitar que un joven se convierta en un delincuente
se debe satisfacer las necesidades básicas propias de los jóvenes y respetar el
derecho humano básico de una nutrición adecuada y sobre todo saludable.