Lo prometido es deuda, y tras la entrada dedicada al mantón de Manila, aquí está el segundo de los doce regalos que prometí a mis lectores con motivo de los Reyes Magos: un artículo, amplio de miras, sobre la montera segoviana, basado en el cotejo entre una pieza testigo y documentación relativa a la historia y uso de este tocado en España.
Hoy jueves 7 de febrero de 2013 el Adelantado de Segovia me ha publicado un artículo referido a una de las monteras de la colección particular de Nacho Davía, que he titulado La ajetrada historia de una montera. Esta pieza, la fotografié junto al folklorista Pablo Zamarrón en el año 1999, a fin de incluirla en la publicación de Caja Segovia titulada La Indumentaria Tradicional Segoviana, del año 2000 -edición de 5.000 ejemplares agotada-. Catorce años después, he vuelto a tenerla entre mis manos, y la he examinado junto a Milagro Pascual, artesana de monteras desde hace 25 años.
¿Masculina o femenina?
Esa es la cuestión. A lo largo del artículo, justifico las razones por las que tanto Pablo Zamarrón como yo, consideramos que podría ser una montera masculina. Sin embargo, Milagros Pascual, defiende su confección y uso femenino. Esta sana discusión entre “expertos” es lo que nos permite avanzar en la investigación de la indumentaria y la joyería de nuestra povincia, puesto que tanto a Pablo como a Milagros los conozco hace más de veinte años y siempre hemos compartido documentación, piezas, saberes y logros.
¿Quieres leer el artículo? Aquí os dejo el enlace a la noticia, tal y como lo publica El Adelantado de Segovia en su edición digital.
Gracias a los tres: Nacho Davía, Pablo Zamarrón y Milagros Pascual.