Una mota de polvo puede cambiar la historia

Por Chocobuda

En estos días he estado estudiando el Shoyoroku (Libro de la Ecuanimidad, o Libro de la Serenidad), que fue publicado por primera vez en China, en el año 1224 . Es un compendio de koans clásicos del budismo Rinzai que…

Pero Chocobuda, ¿no has dicho que en el Soto Zen no se practica con koans? 

Eso es correcto. Durante su formación en la escuela Tendai, Dogen Zenji estudió muchos koans. Posteriormente los usó como ejemplos para enseñar a sus discípulos, pero no los hizo obligatorios para la práctica Soto Zen. En el Soto Zen la práctica máxima es Zazen.

En la tradición de Nishijima Roshi, el estudio de los koans lo hacemos más como parte de nuestra formación académica. Así aprendemos un poco más de la historia de las enseñanzas, conocemos a los Maestros que nos preceden; y también para conocer las bases del budismo Chan y Zen en general.

Cuando tomamos un koan, lo leemos una primera vez. Nos sumergimos en su historia y protagonistas. Regresamos a él unos días más tarde para leer de nuevo. Luego consultamos la opinión de los maestros y compañeros. Luego de varias semanas, volvemos a leer para descubrir algún nuevo significado. Y luego lo soltamos para que se evapore como nube al viento.

Pero a veces un koan es tan sublime y personal, que deja huella en nuestro entrenamiento y nos acompaña por muchos años. Así es el Caso 34, que es un intercambio entre dos maestros del Chan. Y dice:

¡Atención! Fuketsu dijo: “Cuando una mota de polvo es levantada, la nación prospera. Cuando una mota de polvo no es levantada, la nación es destruida”. Con respecto a esto, Setcho alzó su báculo y dijo: “¿Existe algún estudiante de Zen que tenga esta misma muerte y esta misma vida?”

Para cambiar el destino de la historia de una nación, solo se necesita una mota de polvo. Esta mota de polvo es una pequeña e insignificante persona con conciencia. No conciencia como Pepe Grillo de Pinocho, sino la comprensión profunda de que todo, absolutamente todo, en esta vida está unido y es una sola cosa. Todos formamos parte de un ser perfecto e indivisible, cuyo tamaño rebasa nuestra imaginación.

Si un ser con conciencia se levanta del suelo, las demás motas de polvo lo siguen. Una a una, despacio y a lo largo de muchos años. Una mota de polvo tiene más energía y conocimiento que mil políticos corruptos. Lo hace todo con tiempo, sin violencia y dejándose llevar por la vida.

En contraste, si ni una sola mota de polvo se levanta; todo seguirá igual.

Un estudiante de Zen tiene la misma vida y misma muerte porque sabe que ambas son indivisibles. No hace distinción y acepta a las dos con un corazón puro y abierto. Un practicante de la Vía, ha realizado que una viene con la otra en una danza que jamás termina.

Motas de polvo,
pequeñas como son,
crean una chispa
al frotarse una contra la otra.
La oscuridad entonces colapsa.