Un amigo que trabaja en las Urgencias del Servicio Catalán de Salud, me escribe contándome la siguiente experiencia:
"... El caso es que cuando crees que lo has visto todo te llega un nuevo motivo de consulta: hace poco, un solícito padre acudió con una pizpireta y saltarina niña a Urgencias solicitando que fuera visitada, pues al parecer estaba aquejada de fiebre y síntomas respiratorios.
Como la gran mayoría de estos casos, se trataba de un cuadro de vías altas sin complicación alguna y al que tan sólo cabía recomendar medidas de cuidado y normas de reconducta. Nada que requiriese atención urgente, ni tan siquiera una visita al Pediatra...
... Hasta ahí normal...
Lo bueno del caso es que el padre reconoció que el auténtico motivo de la visita era complacer a la zagala, que se había quejado de que su hermanito fue llevado al doctor cuando estuvo malito y que "¿Por qué a mí no me llevais al médico?"...
No es despreciable que el sujeto hiciese esta confesión con una gran sonrisa y cierta expresión de orgullo. Acaso esperaba que le diesen el premio al padre del año..."