El segundo era, en principio, más sencillo pero para paladares que no están acostumbrados a dar según qué saltos entre el primero y el segundo, proponer un blanco de raza, cierta contundencia y personalidad, no exenta de frescor estimulante, me daba miedo...Salté del Marne al Loire y me fui a uno de mis gurús, Philippe Delesvaux, con su Anjoux Authentique 2007. Tengo que reconocer que el mérito fue, por completo, de los vinos, de los vinazos, vaya, porque superaron todas las circunstancias descritas, salieron perfectos e hicieron las delicias de la mesa y de este cansado bebedor...Françoise Bedel es un descubrimiento reciente para mí, que me está dando muchos días de placer. Bodega muy joven para lo que es Champagne (están en el Vallée de la Marne, en Crouttes-sur-Marne, en su tercera generación), son una de las pocas adimitidas en La Renaissance des Appellations auspiciada por N. Joly. Biodinámicos en zona donde manda la pinot meunier, su Entre Ciel et Terre brut es un monovarietal de esta variedad con 8 g/L de dosaje (también tienen un brut nature). El vino procede de la cosecha de 2002 (aunque no se identifique como millesimé) y está en un momento genial: mínima coloración coralina, con un perlaje delicado, finísimo; nariz suave, entre el brote de grosella negra ("bourgeon de cassis") y la infusión, muy ligera, de regaliz; boca fresquísima, amplia y envolvente, donde dominan los cítricos (pomelo rojo). Un regalo para los sentidos que se sitúa, demás, en las antípodas del otro grande en la pinot meunier, Jérôme Prévost, mucho más salvaje y radical. La combinación entre champagne y lentejas fue emocionante.
El otro grande de la noche no decepcionó. Philipe Delesvaux, que hace ya años que tiene "alucinada" a la tropa de bebedores amantes del Loire con sus variados Côteaux de Layon y sus Anjou Feuille d'Or, me atrae especialmente por sus Authentique seco y semiseco. En el territorio del Loire, donde se concentran la mayor parte de vignerons biodinámicos de más prestigio en Francia (échenle una ojeada al listado y saquen conclusiones), Delesvaux tardó sus años (¡venía de París!) pero acabó marcando huella, un modo de hacer las cosas y un estilo. Dejando de lado el azúcar, que poco tenía que hablar con un pastel de rape, su Anjou Authentique seco es una maravilla que casa a la perfección con cualquier pescado de cierta personalidad. Este 2007 tiene una nariz muy interesante, con un poco de miel de seto, con un algo de manzana asada y con una traza oxidativa propia de su fabricación. Emociona (aunque no les eché una conferencia sobre eso) saber que estás bebiendo una chenin blanc de cepas en pie franco y atrapa para siempre cuando palpas la pureza y fuerza de esta uva en el paladar: sotobosque, agua pura de manantial (sucede con todos los grandes secos del Loire), frescor, amplitud, tacto muy amable aunque no sedoso. Regala con un posgusto de largas caudalías y una voluntad de seguir y seguir bebiendo. Por desgracia, era mi última botella...
Françoise Bedel lo compro en Vinialia y Philippe Delesvaux, lo compré en Lavinia. Lo de siempre: no os fiéis de los catálogos on-line. En Vinialia todavía no consta Bedel y en Lavinia no lo venden on-line. Pero estar, ¡están!