¡Hola a todos! Me veo en la obligación, esta vez, de hacer algo inusual en el blog: usar un pequeño post para reproducir, palabra por palabra, la opinión personal de un oftalmólogo sobre las gafas premontadas*. Concretamente se trata de Carlos Laria Ochaita, oftalmólogo especialista en oftalmología pediátrica y estrabismos. Me gustó tanto su opinión (en la que no sobra ni un punto), que la tengo que compartir con vosotros. Además dada su experiencia y su estrecha relación con los ópticos-optometristas, nadie mejor que él para ello.
*Con gafas premontadas nos referimos a aquellas gafas estándar, usadas para tratar la presbicia, que se adquieren, a bajo coste, en farmacias, comercios varios e incluso gasolineras.
Sin más, os dejo la opinión de Carlos Laria Ochaita sobre la que bien podría ser una de las pregunta del millón: “¿Las gafas premontadas son iguales que las gafas de un establecimiento óptico?”
“Con frecuencia vemos en muchos comercios gafas que se denominan premontadas, con una graduación fija y que muchas personas piensan que son igual de útiles que una gafa convencional comprada en un establecimiento óptico.
Sin ningún interés comercial por mi parte (pues soy oftalmólogo y no tengo ninguna relación comercial con ninguna óptica ni nada parecido), quede eso de antemano aclarado, creo es conveniente informar que dichas gafas no son ni mucho menos similares a una gafa adaptada a nosotros y comprada en una óptica. Esta afirmación tan rotunda se justifica en muchos criterios, como son la calidad del cristal, la precisión del ajuste (pues no es lo mismo que lleve corregido el astigmatismo cuando lo tenemos por pequeño que sea que no corregirlo), el ajuste del centro óptico de dichas gafas (la zona por donde se obtiene una mejor visión que debe estar alineada a nuestros ojos y en las gafas premontadas es una distancia estándar), etc…
Ya no digamos cuando esas gafas se venden en puestos ambulantes sin las debidas licencias, donde los cristales son verdaderas infamias en muchos casos, sin cumplir ninguna normativa de calidad vigente. Estas gafas si tienen alguna utilidad, podría ser (y repito, si es que tiene alguna excusa), para aquellas situaciones transitorias donde no tenemos la posibilidad de hacer una gafa correcta y necesitamos salir del apuro de la pérdida de las mismas sin ninguna otra alternativa a nuestro alcance, pues reitero que su uso no es recomendable de forma mínimamente frecuente por no estar correctamente adaptadas a nuestras necesidades personales. Son solamente gafas para salir de un apuro, pero no para un uso constante y cotidiano y desde luego, jamás para utilizar en niños pues el riesgo de problemas de ojo vago secundario a una adaptación incorrecta sería muy elevado.
Incluso en estos casos, algunas ópticas tienen gafas premontadas pero con cristales de calidad, que pueden servir para solucionar ese problema temporal y que nos garantizan un criterio de calidad en lo que compramos, aunque no se ajuste a nuestra necesidad de manera exacta, pero al menos no nos perjudicará el tiempo que las usemos de forma reitero temporal.
Puede parecer que este mensaje es un incentivo para que las gente compre gafas en las ópticas, pero realmente las GAFAS DEBEN COMPRARSE EN LAS ÓPTICAS, nunca en sitios que no tienen las correctas acreditaciones y cualificaciones para prescribir un aparato que está relacionado con nuestra salud visual.
Evidentemente el costo de una gafa de un puesto ambulante nunca va a poder ser el mismo que el de una gafa de óptica, pero en ese precio está la calidad de lo que compramos y las garantías y responsabilidad en su venta, lo cual en los top manta no te van a ofrecer.
Los optometristas de este país realizan una carrera de 4 años donde les capacita para vendernos esos aparatos relacionados con nuestra salud visual que llamamos gafas, pues sino, ¿ para qué estudiar tantos años?, con comprar una manta y unos cristales tintados, el negocio está garantizado.
COMPREMOS LAS GAFAS EN ÓPTICAS QUE NOS OFRECERÁN LAS GARANTÍAS Y CONTROLES DE CALIDAD NECESARIOS Y NO JUGUEMOS CON NUESTRA SALUD VISUAL”
Para acabar, solo puedo dar las gracias, de nuevo, por estas palabras tan necesarias.
¡Un saludo!