Cumpliendo con lo prometido, ¡hoy toca un nuevo post
Hoy va a ser corto… no va a ser sobre moda ni nada por el estilo. Aun estoy esperando que me lleguen unas cosas que pedí por Ebay para poder realizar los posts de costumizado. Por ese motivo, hoy os voy a poner un pequeño fragmento de algo que tengo entre manos que ando escribiendo.
En momentos de aburrimiento, sobre todo estando mala, y como estos últimos días lo he estado bastante y no tenia nada más que hacer, suelo escribir posts o historias. Esta vez ha sido una historia. Este fragmente lo he compartido ya con varias personas, y aunque he escrito mas es lo único que voy a publicar por el momento.
Pero antes de poner os el texto… creo que debería situaros: Se trata de la introducción de una historia de ficción. El personaje principal se llama Lucia y en el fragmento que leeréis a continuación os sitúa vagamente en un Bilbao futurista. Como comprobareis esta todo un poco suelto, misterioso… No sabréis muy bien que es lo que esta pasando. Por eso os he hecho esta mini intro-situacional.
Y a continuación, una muy breve parte la historia en la que ando trabajando estos días:
Suena una incesante bocina que proveniente de la calle. Lucia abre un ojo y ve como, aun con las persianas cerradas, el sol ilumina la habitación. Se esconde bajo el edredón, deseando que ese suave peso que cubre su cuerpo, haga que el ruido se desvanezca. La bocina sigue sonando y Lucia, perezosa, se da por vencida. Retira el edredón de un golpe y posa sus pies en la suave alfombra que cubre el suelo de la habitación. Entrelaza sus dedos con el pelo de esta, jugando con ella y haciendo se esperar.
Se enciende una luz roja en la pared, de manera intermitente y desconcertante. Lucia gruñe y se dirige a un lado de la habitación. Se posiciona frente a un botón verde. Se sonríe. ¿Y si no lo presionase? Deja que sus dedos corran por la pared rodeándolo, jugando con el como si de algo animado se tratase. La luz roja se vuelve mas intensa. Lucia se gira para mirarla, gruñe y con cara de enfado mira al techo. Dejando el juego a un lado, golpea el botón verde con indiferencia y enfado. Al instante se apaga la luz roja. En la habitación reina un agradable silencio. Ya no se oye ninguna bocina. Ya están todos despiertos.