Un estudio publicado por la
revista científica Jama Ophthalmology, realizado por la Universidad de Alicante ha alertado de
que las largas exposiciones a los rayos solares pueden ser dañinas tanto para la piel como para
los ojos, ya que cada hora eleva en un 4% el riesgo de desarrollar alteraciones
en la estructura del cristalino y pueden provocar complicaciones en la retina y
la córnea. La radiación ultravioleta produce un efecto acumulativo que podría
desencadenar, en algunos casos, en problemas en los fotorreceptores, mala
visión de forma progresiva, degeneraciones maculares o la aparición de un 'pterigión.
Por ello, la importancia de usar lentes aprobados por un oftalmologo que protejan
de los rayos UV que emite el sol. Otro aspecto a tener en cuenta es el grado de
filtración necesario para el entorno y la actividad en que la utilizamos. Éste
deberá oscilar entre las categorías 1, 2 ó 3 para la conducción y para
actividades diarias del día a día, mientras que el grado 4 será para deportes
de agua o alta montaña donde existe una reflexión de la luz solar
considerablemente mayor. Hay que prestar especial atención a niños y personas
mayores, ya que en el caso de los primeros el cristalino resulta muy
transparente hasta la adolescencia, lo que les hace más sensibles a la
radiación ultravioleta. Lo recomendable en estos casos sería un grado de filtración
de 2 y 3, así como lentes y monturas muy resistentes.