Una recorrida por Democracia la megamuestra en el CCK

Por Civale3000

El CCK conmemora 35 años ininterrumpidos de democracia en Argentina. Una buena ocasión para reflexionar, a través del arte, sobre el verdadero significado de esta palabra y sus reales alcances en la praxis diaria.

Democracia es una palabra inmensa e inabarcable. A veces, de tanto que se la nombra y se la vive, su  sentido se desdibuja. Algunas definiciones encontradas por internet dicen: “forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales”; “estilo de vida cuyas bases se encuentran en el respeto a la dignidad humana, a la libertad y a los derechos de todos”; “no es la autocracia o la dictadura, donde una persona gobierna; y no es oligarquía, donde lo hace un pequeño segmento de la sociedad”.

¿Cómo abordar la democracia en términos curatoriales? Ana María Battistozzi, Laura Buccellato y Renato Rita plantean un recorrido por 10 salas que agrupan las obras en función de un título sugestivo. A su vez, estas salas son ilustradas por citas de reconocidos nombres de la cultura como Paulo Freire, Nelson Mandela, Jaques Ranciere y Carlos Jáuregui, entre otros.

Margarita Paksa. Amo a los que sueñan imposibles. 1998.

Es casi imposible ir caminando de obra en obra sin tratar de conectar los puntos en común. No es tarea fácil para el visitante, porque la propuesta lejos está de reflejar una historia política o una historia del arte en un contexto democrático. Más bien lo que pretende es esbozar ciertas reflexiones en torno a una clave de lectura, la clave democrática. Las  obras en sí mismas no hablan eso,  es la propuesta curatorial la que les otorga esa cualidad, con mayor o menor éxito.

A continuación, un breve recorrido por las salas y algunas de sus obras.

“¿Que es la democracia?” Una mesa larga despliega monitores a través de los cuales diversas voces de la cultura contemporánea intentan dar una definición con sus propias palabras a la vez  que imaginan nuevas formas de democracia. Esta obra de Oliver Ressler se podría pensar como eje central de la muestra porque evidencia que no hay una única respuesta. Es además, una obra work in progressque se va nutriendo de cada nuevo relato.

Gustavo Marrone. Vamos Todavía 2008, óleo sobre tela, 2008

“Cada uno tiene un mismo sueño”. Las obras de esta sala juegan entre lo lúdico y lo político. El gran billete de dólar tridimensional hecho con hilo  de plata  de Mondongo, los casi infantiles carteles “Mal de Plata” y “Misterio de Economía” de Peralta Ramos, los libros quemados de Marx y Kant de Horacio Zabala y el billete argentino del siglo XIX hecho con sangre disecada de vaca de Cristina Piffer se ponen en diálogo para reflexionar sobre las aspiraciones, el poder, el doble discurso, la doble moral y la censura.

“En estado puro”. Carlos Herrera se apodera de esta sala para crear un hábitat humano a partir de los objetos, unidades mínimas que conforman la vida cotidiana. Entre lo despojado y lo primario, lo originario y el resabio, estos elementos dispuestos como piezas arqueológicas (botellas de vidrio, platos, baldes, un libro de Hume, cajones de madera) se re significan y revalorizan para convertirse en parte de las experiencia y las transformaciones que configuran la historia de un hombre y de un pueblo.

Cristina Piffer. Doscientos pesos fuertes, 2011.

“Celebrar la diversidad”.  La sala deviene taller y los artistas Chiacho & Giannone invitan al público a sumarse  desde la observación o la acción a otra obra work in progress.  El trabajo artesanal rinde homenaje a diversas voces representativas de la comunidad lgtbq.

“Democracia: una construcción colectiva”. Aquí la democracia se pone en conflicto a partir de las delimitaciones geográficas y la ilegalidad que conlleva el traspaso de las fronteras. La obra site specificdel portugués Marco Godinho es una gran nube hecha de sellos que replican la frase “Forever inmigrant” y que parece moverse por la fuerza del viento, una fuerza imparable como las migraciones que, a pesar de la criminalización a las que se ven amenazadas, no se detienen. Estas delimitaciones se viven en el interior de una misma comunidad; así lo refleja “La nube solipsis” de Gustavo Morrone. Es otro tipo de nube, una cargada de subjetividades y que logra abarcar lo colectivo sin abandonar la individualidad de cada trazo.  Por otro lado, “República de Zaquistán” representa la utopía de la construcción colectiva, un pedazo de desierto que Zaq Landsberg y Sofía Gallisá Muriente compraron por eBayen 2005 y que se plantea como una alternativa, no simbólica o lúdica, sino real, de conformar un país con habitantes propios. Las banderas, como símbolo tradicional  que separa y define identidades colectivas, en este caso son transformadas por el artista mexicano Emilio Chapela en logos de grandes marcas,  en un claro gesto de advertencia de que la democracia es fácil de sucumbir ante el verdadero poder, económico.

Oliver Ressler_What´s is Democracy

“Historia colectiva”. Voluspa Jarpa y Eduardo Gil son los representantes elegidos en esta exhibición para dar cuenta de las acciones y los relatos que se construyeron desde del retorno a la democracia en América Latina. La obra de ambos artistas recupera, desde soportes y acciones diferentes (archivos desclasificados, impresión sobre vidrio, registro fotográfico), una historia colectiva, un reclamo que trasciende a la obra, al autor y la época.

“El Partenón de libros”. Símbolo de la democracia griega, el Partenón es extrapolado en una acción que celebra el retorno a la democracia argentina. El año pasado, en el transcurso de la Documenta 14, este mismo proyecto fue presentado a nivel mundial y re significado por el paso de más de tres décadas. Dos pantallas reflejan ambos momentos históricos. Ya no se trata de una democracia particular, la argentina, sino de su significado globalizado a partir de una obra que, a criterio de los curadores, sigue siendo vigente.

Pablo Suárez. Cucaracha. 2003

“El lenguaje público”. ¿Cómo se manifiesta una comunidad en democracia? La protesta social es expresada en infinidad de formas y el arte nunca ha estado exento de participación. Franco Basualdo expone, a partir de chapas, maderas y resortes, un dispositivo de protesta, un mecanismo visual y sonoro que pareciera manifestar cierto automatismo y complacencia, como un juego perverso en el que cualquier atisbo de manifestación pareciera no poder escapar de la previsibilidad y de cierta ineficacia. Otro de los elementos presentes en esta sala es el cuerpo, a través de la obra del uruguayo Pablo Uribe. Su obra se despliega en tres pantallas en las que actores reproducen a través de gestos la proclama llamada “Por un Uruguay democrático y sin exclusiones”, que en plena dictadura reunió a una multitud de ciudadanos. El ferviente discurso en este caso es silenciado y opacado por la mímica que demuestra que el espíritu original de ese hecho histórico se diluye inexorablemente en el tiempo. En la pared opuesta Hugo Aveta  proyecta unas imágenes borroneadas, desdibujadas; solo se percibe una multitud de cuerpos sin cara que protesta en las calles. El acontecimiento no desaparece completamente porque queda el gesto, la unidad mínima y la pulsión de esos cuerpos que luchan.

Grupo Etcétera

“Salón”. Un living partido en dos mitades exactamente iguales, creación de Pierre Ardouvin, intenta poner en evidencia que el conflicto en el ámbito de lo privado es también político y que la democracia debería ser el marco ideal para el consenso.

“Modos de relación”. En un gesto artístico teñido de denuncia, muchos de los artistas que conviven en esta sala exaltan de alguna u otra manera las injusticias que se encubren tras las diferencias que conviven dentro de una democracia. Karina Granieri utiliza bordes de frazadas como grandes marcos colgados en la pared; estas obras anulan la funcionalidad del objeto a la vez que denuncia su carencia.  Las maquetas de Martin Carrizo se leen en el mismo sentido: como objetos que niegan la  perfección del diseño y del hogar ideal; por el contrario, expone la crudeza de la construcción inacabada y de los escombros de viviendas reales. “Kinderspelen” es el juego de niños que propone Juan Carlos Distéfano, que se compone de un conjunto de esculturas de niños/hombres que corren los límites del juego y lo transforman en  actos de violencia. El espejo de Amaya Bouquet nos devuelve una imagen fragmentada, dividida, misteriosa; en nada se asemeja una supuesta realidad democrática unívoca.

Chiachio & Giannonne

Entre las autobiográficas y las expresamente políticas, se despliega un abanico de obras que al ser tan dispar, genera por momentos algo de desconcierto. En algunos pasajes, la puesta en diálogo de cada obra con el  conjunto y con la idea rectora de la exposición se torna borrosa. En otros momentos, el link se activa y tanto el recorrido como las ideas fluyen. En tiempos en los que el discurso de poder intenta criminalizar y acusar de golpista cualquier manifestación o protesta, la muestra del CCK pareciera querer evitar los conflictos actuales y locales. Las obras, más amigables que confrontativas, adquieren en este contexto cierto grado de conceptualismo y es necesario avanzar en una lectura que excede la experiencia estética en sí para que la propuesta sea vuelva fructífera. “Democracia en obra” resulta ser, en términos generales, una reflexión más filosófica que empírica sobre esa palabra tan inmensa e inabarcable.

PH de portada: Horacio Zabala. Hacha 1972 1978. Hacha de hierro, mapa impreso, base de madera, pedestal.