La semana que cerramos podría muy bien pasar a ser una de acumulación de tragedias inédita, si no fuese por el rosario de muertes infantiles que suceden cada día y que no alcanzan los titulares.
Una masacre en una escuela de Peshawar, Pakistán, ocho niños apuñalados en Australia, otro puñado de bebés inmigrantes ahogados entre Ceuta y Algeciras… es como para echarse a llorar. Unos asesinados a sangre fría y otros víctimas de las mafias y las leyes de la “fortaleza” Europa. No le veo remedio.
X. Allué (Editor)