Para hacerse una idea de lo irregular que es la película baste decir que si al principio en la sala no se oía nada más que algún resoplido de interés, de atención expectante, hacia la mitad de la proyección se empezaron a oír risas, hasta que un grupo de jóvenes, próximo a mí, empezó a lanzar carcajadas y a hacer chistes, sobre todo cuando la vietnamita hacía aparición. Hasta que empezaron a reírse abiertamente del film. Ojo, del film, no con él. Cuando la vietnamita lanzó su teoría de los polvos americanos aquello fue un despipote. Y lo más extraño fue que nadie pidió silencio, lo que no dejaba de entrever un cierto grado de complicidad y asentimiento.Da la sensación de que a medida que fue transcurriendo, no sé si el montaje o el rodaje, director y guionista fueron perdiendo toda esperanza de encontrar un ritmo armonioso o de centrarse en algún aspecto de la historia y terminaron por no filtrar nada de lo que se les ocurría y meterlo todo en la misma coctelera. Convirtiendo el film en una historia delirante, de desnortado propósito que unas veces olía a ecologismo, otras a sátira, otras a chabacanismo.. etc., etc. Y así no hay manera de tomarse una historia en serio.Querer abarcar tanto y de manera tan mal mezclada termina por apagar todas las intenciones que no se dibujan claramente. Una acuarela de indeterminada y volatinera intención, pues.Las interpretaciones no ayudan nada. Matt Damon no da más de sí. La vietnamita es anacrónica, aparece salida de otra película. Increíble se nos hace su pasado revolucionario. No sé si es el doblaje, ridículo, o ya venía así de origen. Del científico sueco, visionario, de acrtón piedra. El ciudadano “vivalavirgen”, vecino del protagonista es un “pajares” sin más recorrido. De la exmujer nunca más se supo y eso que parecía al principio que iba a centrar la historia. Si no era así, ¿A qué viene tanto minuto, plano y convivencia?El guionista, o director sufre de una dispersión que diluye los componentes hasta quedar la historia en un “casi” muchas cosas pero nada solido. Con esa cara salimos los espectadores: De “casi”.Pixar hubiera hecho una película muy divertida con estos personajes, pero claro esto no era una película de animación, pues los personajes eran personajes “humanos” o eso se pretendía. No haberlo conseguido tiene su merito. Cada vez se ven más películas así. Igual es que la nueva hornada de guionistas ha visto mucho dibujo y poca chicha. Igual.Otra película con mucho ruido.
“Una vida a lo grande” de Alexander Payne (2017)
Publicado el 12 enero 2018 por Miguel Angel Requejo Alfageme @MiguelARAlfagemPara hacerse una idea de lo irregular que es la película baste decir que si al principio en la sala no se oía nada más que algún resoplido de interés, de atención expectante, hacia la mitad de la proyección se empezaron a oír risas, hasta que un grupo de jóvenes, próximo a mí, empezó a lanzar carcajadas y a hacer chistes, sobre todo cuando la vietnamita hacía aparición. Hasta que empezaron a reírse abiertamente del film. Ojo, del film, no con él. Cuando la vietnamita lanzó su teoría de los polvos americanos aquello fue un despipote. Y lo más extraño fue que nadie pidió silencio, lo que no dejaba de entrever un cierto grado de complicidad y asentimiento.Da la sensación de que a medida que fue transcurriendo, no sé si el montaje o el rodaje, director y guionista fueron perdiendo toda esperanza de encontrar un ritmo armonioso o de centrarse en algún aspecto de la historia y terminaron por no filtrar nada de lo que se les ocurría y meterlo todo en la misma coctelera. Convirtiendo el film en una historia delirante, de desnortado propósito que unas veces olía a ecologismo, otras a sátira, otras a chabacanismo.. etc., etc. Y así no hay manera de tomarse una historia en serio.Querer abarcar tanto y de manera tan mal mezclada termina por apagar todas las intenciones que no se dibujan claramente. Una acuarela de indeterminada y volatinera intención, pues.Las interpretaciones no ayudan nada. Matt Damon no da más de sí. La vietnamita es anacrónica, aparece salida de otra película. Increíble se nos hace su pasado revolucionario. No sé si es el doblaje, ridículo, o ya venía así de origen. Del científico sueco, visionario, de acrtón piedra. El ciudadano “vivalavirgen”, vecino del protagonista es un “pajares” sin más recorrido. De la exmujer nunca más se supo y eso que parecía al principio que iba a centrar la historia. Si no era así, ¿A qué viene tanto minuto, plano y convivencia?El guionista, o director sufre de una dispersión que diluye los componentes hasta quedar la historia en un “casi” muchas cosas pero nada solido. Con esa cara salimos los espectadores: De “casi”.Pixar hubiera hecho una película muy divertida con estos personajes, pero claro esto no era una película de animación, pues los personajes eran personajes “humanos” o eso se pretendía. No haberlo conseguido tiene su merito. Cada vez se ven más películas así. Igual es que la nueva hornada de guionistas ha visto mucho dibujo y poca chicha. Igual.Otra película con mucho ruido.