¿Una vida sin estrés es posible?

Por Programadestres

En el año 2006 leyendo una revista de salud aparecía un artículo que aportaba una información interesante sobre las técnicas de reducción de estrés.

En el artículo titulado "Una vida sin estrés" se describía el método de Mindfulness para gestión de estrés, enseñado por el profesor Jon Kabat-Zinn en su clínica y mira por dónde incluía yoga, meditación y técnicas de relajación.

Y dentro del artículo había un párrafo que me gustaría señalar:

"Hace 30 años era virtualmente inconcebible que la meditación y el yoga encontraran un rol legitimado y una amplia aceptación en hospitales y centros médicos académicos. Ahora se considera normal.Ni siquiera se considera medicina alternativa sino, simplemente, buena medicina"

Esto realmente me llenó de satisfacción, verificar que el yoga ayudaba a reducir el estrés y que la medicina empezaba a hacer uso de esta técnica milenaria para afrontar problemas de la sociedad desarrollada del siglo XXI me pareció fascinante.

Pero ahora quiero hacer una reflexión y es la siguiente:

¿Una vida sin estrés es posible?

Pues no, ya que el estrés es una respuesta adaptativa de supervivencia que nos facilita justamente los recursos a nivel psico-físicos necesarios para garantizar que seremos capaces de afrontar los momentos que pueden suponer un riesgo para nuestra integridad.

Llegados a éste punto es imprescindible aclarar que hay un estrés positivo y otro que es negativo.

Eustrés:

Es el término que se utiliza a nivel científico para denominar al estrés positivo, este que comenté que es un recurso de supervivencia y que cuando el evento de peligro desaparece o le hacemos frente, permite que todo nuestro organismo vuelva a su estado base.

Distrés:

Es el término que define al estrés negativo y perjudicial para la salud, y es el estado donde nuestro cuerpo sigue activando los recursos fisiológicos para hacer frente a los peligros de supervivencia, incluso después de que el evento que lo ha desatado haya desaparecido.

¿Y cómo es esto posible?

Pues hoy sabemos que es debido a que la situación de peligro no sólo la percibimos ante un evento real de supervivencia física, sino que también percibimos peligro cuando imaginamos que un evento o circunstancia puede suponer un peligro y a sea a nivel de status social, a nivel laboral (que nos pueda perjudicar) o a cualquier otro nivel de nuestra vida cotidiana.

Ahora estamos constantemente sometidos a una presión de evaluación a todos los niveles y este estado lleva a nuestro cerebro a permanecer en un estado de hiper vigilancia por lo que pueda pasar.

Así es como se mantiene esa demanda de activación psico-fisiológica que es inaguantable para nuestra mente y nuestro cuerpo y que como resultado nos lleva a un estado de agotamiento psíquico y físico.

Esos recursos biológicos que son una herramienta fantástica, se vuelven en nuestra contra perjudicando el equilibrio homeostático natural de nuestro organismo y sometiéndolo a una constante actividad de búsqueda de los recursos para hacer frente a la situación percibida como peligrosa.

Así que no se trata de tener una vida sin estrés, ya que eso resultaría perjudicial para nuestra supervivencia, sino de aprender a gestionar adecuadamente nuestra sensación de peligro para desactivar esa respuesta constante en nuestro organismo.

Y para ayudarnos en esta tarea tenemos la suerte de poder contar con recursos como el yoga, la meditación y las técnicas de relajación que nos facilitan el cambio de actitud ante las circunstancias.

Te invito a que busques y practiques aquella que más te guste.