Este fin de semana ha sido muy especial para nosotros.
Nuestro proyecto común “Abanícate con la vida” nos ha llevado hasta el lugar donde se guarda la tradición más preciada del abanico, Aldaia.
Los maestros abaniqueros de Aldaia sienten pasión por su trabajo y llevan en sus genes el amor al abanico y el mimo en cada uno de los procesos que acompañan a la creación de una obra excepcional, y ese amor, es lo que nos ha unido a un pueblo y a sus maestros artesanos.
Desde este pequeño rincón, mi agradecimiento a todos los que han hecho posible este encuentro.
Los amigos que vinieron a acompañarnos en un día tan especial nos dieron fuerza y cariño y nos hicieron recordar a los que no nos han podido acompañar en esta aventura, gracias también.
A mis compañeros, comprensivos, generosos, divertidos y dispuestos a que esto siga adelante desearles que siga creciendo la pasiónque nos une.