No sé que tiene Portugal que me gusta tanto, será por eso de que lo tenemos tan cerca que apenas le prestamos atención. El caso es que ha sido mi destino de vacaciones en varias ocasiones y este año hemos vuelto.
Este viaje ha sido diferente, lo primero es que no hemos viajado solos, lo segundo es que hemos cambiado el hotel por bonitas cabañas de madera junto al océano Atlántico y por último, para descubrir bien cada rincón, hemos ejercido de turistas en todas sus variantes. La verdad es que ver una ciudad con guía no era precisamente mi plan de vacaciones, pero después de la visita cambié de opinión. Han sido 12 intensos días en los que hemos visitado diferentes lugares de Portugal, hoy me voy a centrar en los 6 primeros, en los que estuvimos en Cascais, donde nos alojamos, Lisboa y Sintra.
- El primer día nos fuimos a Lisboa a recorrer la parte más turística, creo que de esta ciudad me gusta todo, las calles empinadas del barrio alto, los edificios antiguos, las fachadas de azulejos, el tranvía 28, el barrio de chiado, tomarme un café en La Brasileira, contemplar el puente del 25 abril en la plaza del comercio y comerme un
Bacalhau à Brás acompañado una imperial (una caña de cerveza).
El segundo día nos montamos en un ferry y cruzamos al otro lado del río para ver el famoso cristo rey, comernos una mariscada en el puerto y a la vuelta pasearnos por el barrio de Belén a probar sus famosos pasteles.
También fuimos a Sintra, a ver el palacio de La pena y sus jardines, reconozco que este lugar no deja indiferente a nadie y pese a que el día no era el más apropiado y la lluvia y el frío nos acompañaron en toda la visita, mereció la pena ir. Los días que no nos apetecía salir nos quedábamos y aprovechábamos para dar paseos por la playa y ver a los surferos, comer bajo la sombra de un pino, pasar la tarde jugando al dominó y salir a pasear por Cascais a ver los atardeceres en el faro da roca.
Como veis nos dio tiempo de hacer muchas cosas, otro día os enseñaré la segunda parte del viaje, donde tomamos rumbo a Oporto.