Como ya sabéis, hace unos días que regresé de Roma, la ciudad eterna. Cada vez que visito una ciudad, me gusta compartir con vosotras mis impresiones, lugares, consejos...
Nuestra llegada a Roma, entre somnolencia máxima, fue caótica... Una vez llegados al aeropuerto de Fiumicino, habían unas largas colas de viajeros que buscaban un hueco entre las diferentes compañías de autocares que te llevan a la ciudad.
El viaje con autocar dura aproximadamente 1 hora, pero nuestra pregunta era ¿Cuál coger? Nadie parecía entendernos (mi 4G no funcionaba, es decir no podía usar el traductor de Google jaja), y las trabajadoras que organizaban los viajeros, nos decían con muy malas formas que nos pusiéramos en la cola y dejáramos de incordiar. Así que después de 20 mins de cola y cuando ya llegó nuestro autocar, resultaba que solo podías subir previa compra del ticket, y ese ticket solo podía comprarse vía online, o al personal de Ryanair en el aeropuerto (antes de subir al avión). Esa compañía es Terravisión, y su coste es de 5€.
Mi duda es: ¿Por qué tanta gente sube al autocar de Terravisión? Su flota de autocares son bastante viejos. En cambio, pudimos subir a un autocar al que no subía nadie (también nos hizo dudar por si había gato encerrado jaja) y que tan sólo nos costó 4€, con el mismo destino Termini, una estación de Metro y Tren desde la cuál podemos acceder a cualquier parte de la ciudad. Esa compañía se llama TAM, y os la recomiendo 100%. Además, en el autocar tenéis wifi, y los asientos son comodísimos Eso sí, insistid si viajáis con niños, ya que el viaje de ida me lo cobraron, pero el momento de regresar de Roma al aeropuerto, el viaje de Eric me salió gratis. La frase "Sconto bambini" nos acompañó durante todo el viaje"
Nuestro hostal, estaba en la Piazza Vittorio Emanuele, y una vez mi 4G volvió a la vida, pudimos localizar que estaba muy cerca del punto donde nos encontrábamos (Termini), así que nos fuimos caminando a modo de paseo, tomando un primer contacto con la ciudad....
Llegamos al hostal, descargamos maletas, y nos pusimos rumbo a la Piazza di Spagna, y sus emblemáticas escalinatas, donde Audrey Hepburn rodó sus Vacaciones en Roma. Fastidiosamente, un anuncio de Bvlgari protagonizado por Carla Bruni, y sus andamios... no nos dejaron contemplar la bella postal que imaginábamos...
El metro nos sorprendió muchísimo, estaba muy sucio, viejo y descuidado. Las instalaciones parecían más antiguas que el mismísimo Panteón. Me sentía muuuy orgullosa de haberme comprado una riñonera para evitar posibles robos, lo cierto es que esos metros, no inspiran mucha confianza...
Tomamos un capucino calentito en La Durée, nuestra patisserie favorita, y aprovechamos para comprar unos macarons en modo de "souvenir". De momento, La Durée no tiene establecimiento en España.
Muertos de sueño comimos algo rápido, os recomiendo las pizzas al peso de la pizzería justo a la salida del metro Spagna. Es de las más baratas que encontramos, además de riquísimas.
Nuestro cuerpo no resistía más, así que hicimos lo que solemos hacer los primeros días de viaje, echarnos una buena siesta de 4 horas!
Menudo susto nos pegamos al levantarnos y ver que todo estaba en completa oscuridad, tan sólo nos alumbraban las farolas de la Piazza, de una tenue luz anaranjada, que con evitable nostalgia nos recordaba a nuestra ciudad, así, nos sentíamos más cerca de casa.
Nos pusimos bien guapetones, dispuestos a conquistar la noche romana. Estudiamos bien el mapa para tratar de no coger más el transporte, y caminar y caminar... Para además, no perdernos ni un rincón de la ciudad.
Nuestro destino no podía ser otro que el Coliseo. A lo lejos divisábamos su majestuosa silueta entre los árboles del Parco di Traiano, apretamos a correr cuesta abajo, su historia, su fuerza, era muy atrayente.
He visitado muchas ruinas románicas, pero nada me ha cortado tanto el aliento como el Coliseo. Si os gusta tanto la historia como a mi (de pequeña quería ser arqueóloga), tenéis que enpaparos de la magia que desprende por la noche.
La lluvia tomó la ciudad, así que no nos quedó otra que cobijarnos en el hostal. Mantita, chucherías y una maratón benéfica en la Rai, no entendíamos nada, pero nos reímos un buen rato.
Continuará...