De camino a las faldas del Atlas paramos a ver el mercado Bereber, y justo antes de entrar en el valle paramos a comer en un restaurante con unas vistas espectaculares sobre las cumbres nevadas del Atlas, y una comida bastante buena. Con sus mesitas exteriores al sol, repusimos fuerzas y energías antes de meternos de lleno en el Valle.
Pero fue una elección nuestra no subir hasta el pico más alto del valle, según los locales había que llevar calzado adecuado, abrigo suficiente y estar preparados para una caminata de nivel medio de al menos una hora, puesto que estabamos de vacaciones decidimos no hacerla, pero quién sabe cómo hubiese sido la vista desde lo más alto.