(...) -La evolución del aspecto físico del escritor no parece casual ¿inventó su imagen como inventó los personajes de sus novelas? -Si, la imagen de Valle-Inclán la construyó él mismo: crea una figura que sea reconocible, muy reconocible e identificable para todo el mundo y la mantiene prácticamente desde que llega a Madrid en 1895 hasta su muerte, aunque por supuesto hay algunas variaciones no solamente debidas a su edad (el pelo o la barba canosa) sino modificaciones que fundamentalmente consistieron en quitarse la melena modernista que tenía a principios de siglo, se la quita durante un periodo largo de tiempo y la recupera de nuevo en su ancianidad. Pero sus símbolos más identificables, barba y gafas, los mantuvo siempre hasta su muerte. Fragmentos de una entrevista con Javier Serrano Alonso, comisario de la exposición “Valle-Inclán debuxado”.
Ilustraciones en la obra de Valle-Inclán
Valle-Inclán fue su propio editor: encargaba el papel, buscaba ilustradores, imprimía y finalmente vendía la obra a libreros o casas editoriales que se encargaban de su distribución. Si bien fue norma entre sus contemporáneos el hecho de sufragarse sus primeras producciones, el caso de Valle-Inclán es excepcional, pues continuó toda la vida siendo su propio editor, a lo que se debe añadir su concepto del libro como un objeto artístico, no como un mero soporte.