Una figura histórica acumula a veces una riqueza simbólica que supera con creces el valor de un capital: es el caso de Eva Perón. Brilló por su lucidez, por su carisma y por su obra, y sus joyas son parte del mito que la cultura multiplica.
De ese gran mito, las joyas de Evita fueron tomando con el tiempo valor simbólico propio, tienen su propia historia, que ahora viene a cuento porque se estrena un film, la coproducción argentino-española ¡Atraco!, supuesto robo perpetrado por los seguidores de Evita para recuperar el tesoro de la líder.
No es la primera vez que el mundo del espectáculo se centra en esta carismática mujer encendida y agrandada al paso del tiempo.
El diseñador de joyas Mariano Toledo reeditó este año una colección de 35 joyas (en venta en New York) para el vestuario del musical Evita, protagonizado en Broadway por la argentina Helena Roger y el portorriqueño Ricky Martin.
Otro de sus famosos collares: oro y esmeraldas.
Basado en una investigación de material fotográfico, fílmico y católogos de remates, el orfebre realizó en 2007 una exposición en el Museo Evita, ciudad de Buenos Aires. Porque lo cierto es que las joyas de Evita son un misterio: la intención de Eva era que a su muerte fueran destinadas a los pobres, pero las joyas desaparecieron.
Entonces, como la marea, el mar de los tiempos trae a la orilla cada tanto algún resabio de lo que fuera el gusto y la distinción de aquella mujer extraordinaria.
En la fotografía superior Eva lleva éste collar, uno de los más valiosos que vistió.
Recientemente, el 23 de junio de 2011 y casi dos años de haber sido robadas por un pretendido jeque árabe, su chofer y su guardaespaldas en una joyería de Valencia, la policía italiana recuperó en un lujoso hotel de Milán un conjunto de joyas que incluyen un juego de anillo y pendientes y una tiara que la familia real holandesa había obsequiado a la Primera Dama de Argentina.
Una de los misterios últimamente develados es el de un broche llamado "Bandera" ( foto 1) , que Evita usó entre 1949 y 1951 en numerosas ocasiones, y en la muy especialísima que consagró junto al sufragio femenino (ley impulsada por Eva Duarte) la segunda presidencia de su marido, Juan Domingo Perón. Es una pequeña bandera argentina realizada en zafiros y diamantes sobre platino encargada personalmente por Evita a los joyeros de Van Cleef & Arpels.
En 1955, con la caída de Perón, el broche fué rematado en el Banco Municipal de Buenos Aires, y reapareció en 1998 en una subasta de Christie´s, New York. Se dice que pertenece al Sultán Brunei.
En 2003 otra subasta de Christie´s puso en escena el famoso collar birmano de rubíes y diamantes preferido por Eva, con el que posó para un retrato con el que la suele honrar su pueblo, y reproducido una estampilla. El collar es de estilo victoriano, data de 1890 y tiene 11 raros y hermosos rubíes sin tratar, rodeados por diamantes y moldura de oro y plata.
También fue reproducido por Mariano Toledo para el musical "Evita". Abajo, en su factura actual.
Lo cierto es que la leyenda urbana del robo de las joyas está abonada por el misterio de su destino, así como por el valor monetario que se les atribuye proporcionado a la supuesta ambición desmedida su propietaria original.
Uno de sus fantásticos íconos de poder y de las joyas especialmente confeccionadas de la que había otra igual para su marido, es este collar que reproduce el escudo de la República Argentina y los escudos de sus provincias.
Un "invento" de los años ´40, este collar de tres vueltas podía desmontarse, y transformarse en un broche, una pulsera y un collar. Eva lo usó en todas sus formas muchísimas veces.
No puede negarse que Evita era muy coqueta y fué un ícono de la moda por estas tierras casi vírgenes a su insidiosa tiranía, quizás una de las pocas mujeres en hacerse "copiar" por los modistos vernáculos y llevar naturalmente lo que aquí era signo de suma elegancia: la moda europea.
por Clarisa Ralton