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Una de las partes del cuerpo que nos dan más información cuando tenemos una persona delante son su cara y sus ojos, pero si miramos a los pies, sus zapatos nos podrán decir muchas cosas.
En consulta me tengo que agarrar a los detalles. El motivo de consulta es solo el hilo a partir del que empezar a entender la compleja madeja del ser humano que tengo delante. Hacer las cosas bien en medicina precisa de este mimo a las pequeñas cosas, de esta escucha con todos los sentidos, de este mirar a los zapatos.
Cuando una persona está enferma precisa de cuidados, a veces de atención sanitaria. Me sorprendo al comprobar como esta atención que damos los profesionales de la salud a menudo es muy pobre, con muy poca conciencia y menos compasión. La frialdad, la prisa, los agobios... suelen ser la tónica. Las estructuras sanitarias que incomodan y limitan a los profesionales no ayudan. Los ruidos y distracciones de estos tampoco.
Hoy trataré de mirar un poco mejor a los ojos de mis pacientes. Y de refilón a sus zapatos.