Vanessa Winship, el territorio donde desaparecen las distancias

Por Nicola Mariani @nicola_mariani

Crítica de la exposición VANESSA WINSHIP. Fundación Mapfre. Sala de exposiciones Bárbara de Braganza. Calle Bárbara de Braganza, 13. Madrid. Hasta el 31 de agosto de 2014. Comisario: Carlos Martín García. Entrada gratuita.

Vanessa Winship, Sin título, de la serie Black Sea. Between Chronicle and Fiction, 2002-2010.
© Vanessa Winship. Cortesía: Fundación Mapfre, 2014.

Hace unos días, en la versión digital de The Guardian, Sean O’Hagan se preguntaba por qué todavía ninguna galería de su país le había dedicado a Vanessa Winship (Barton-upon-Humber, 1960) una retrospectiva tan amplia como la que se puede ver actualmente en Madrid. Según el crítico británico, de hecho, Vanessa Winship sería una de las grandes ignoradas de la fotografía contemporánea en Inglaterra, a pesar de los reconocimientos internacionales obtenidos y del magnífico trabajo que lleva más de dos décadas dedicando a los emarginados del mundo. Entre los numerosos premios que ha recibido en su carrera, podemos recordar Descubrimientos de PHotoEspaña 2010 y el Premio Henri Cartier-Bresson (HCB), siendo la primera mujer en obtener este reconocimiento.

El fundado interrogante de O’Hagan representa un testimonio objetivo de la relevancia que tiene a nivel Europeo esta ambiciosa exposición dedicada a la obra de Winship por la Fundación Mapfre. Asimismo, constituye un apreciamiento del posicionamiento que la fundación española está progresivamente consolidando como institución de referencia en el ámbito de la fotografía, no sólo dentro de sus propios confines nacionales sino también a nivel internacional. Parece haber llegado, esto es, el tiempo de los reconocimientos por el intenso y coherente trabajo que la fundación lleva años realizando tanto en Europa como en el continente Americano (y especialmente en América Latina): un trabajo que se basa en la colaboración, la investigación, la edición, la producción y la divulgación en diferentes ámbitos del arte contemporáneo y especialmente en el campo de la fotografía.

En el año 2007 la Fundación Mapfre empezó a formar su propia colección fotográfica con adquisiciones importantes de obras de algunos de los más destacados protagonistas de este género artístico en el panorama internacional. Y a partir de 2009 ha puesto en marcha una programación específicamente basada en la obra de maestros de la fotografía que todavía no han tenido una gran retrospectiva en España. Entre otros, podemos recordar Walker Evans, Lewis Hine, Lisette Model, Jitka Hanzlová, Imogen Cunningham, Emmet Gowin, Lynne Cohen etc.

 Vanessa Winship, Sin título, de la serie Imagined States and Desires. A Balkan Journey, 1999-2002. © Vanessa Winship. Cortesía: Fundación Mapfre, 2014.

Esta exitosa línea expositiva sigue ahora con la exposición de Vanessa Winship, con la que la Fundación Mapfre acaba de estrenar su nueva sala expositiva de Madrid. Situada en la Calle Bárbara de Braganza (esquina con Paseo de Recoletos, al lado de las otras salas expositivas de la misma Fundación), la nueva sala está enteramente dedicada a acoger muestras de fotografía y substituye la antigua Sala Azca. En este link se puede acceder al minisite de la visita virtual de la exposición en el nuevo espacio. En septiembre la muestra se trasladará a Valladolid, donde se podrá ver, hasta finales de octubre, en la Sala de Exposiciones San Benito.

Comisariada por Carlos Martín García, la exposición constituye la primera retrospectiva sobre la obra de Winship. Reúne gran parte de sus series fotográficas y es el fruto de un imponente esfuerzo de investigación, recopilación y reflexión sobre la evolución del trabajo de la artista desde los años noventa hasta la actualidad. La muestra está acompañada por la publicación de un catálogo que incluye ensayos inéditos de aproximación a la obra de la artista. El valor histórico y documental de este volumen es esencial de cara al estudio de la trayectoria artística de Winship.

Como ya ocurrió en ocasiones precedentes (por ejemplo para las retrospectivas de Jitka Hanzlová o Emmet Gowin), también parte de esta exposición ha sido producida por la misma Fundación Mapfre. De hecho, las tomas más recientes, pertenecientes a la serie Almería. Where Gold Was Found (2014), han sido realizadas en España por encargo de la fundación y se presentan por primera vez con motivo de esta exposición.

Vanessa Winship, Sin título, de la serie she dances on Jackson. United States, 2011-2012. © Vanessa Winship. Cortesía: Fundación Mapfre, 2014.

Las 188 obras que podemos ver ahora en Madrid, casi todas en blanco y negro y rigurosamente sin título, están divididas en siete series organizadas según el criterio cronológico y van desde finales de la década de los años noventa a nuestros días. De esta manera el espectador puede recorrer la trayectoria creativa de Whinsip desde su primeros viajes a los Balcanes, pasando por Estados Unidos hasta su trabajo más reciente en Almería. A menudo las fotografías se encuentran acompañadas por pequeños textos escritos por la artista. Estos fragmentos literarios tienden a situar las imágenes en un terreno poético ante el cual, en palabras del comisario de la muestra, “se derrumba todo intento de interpretación con ánimo exclusivamente informativo”.

Como se puede apreciar viendo las diferentes series, el hilo común de todo el trabajo de Vanessa Winship es la superación continua de los límites entre los diferentes géneros fotográficos: reportaje, documentalismo, retrato, paisaje etc. En este sentido, su fotografía, siempre personal y sugerente, se encuentra constantemente en vilo entre la descripción objetiva y la participación emotiva; entre la distancia de la representación y la cercanía empática. Es, la suya, una exploración visual y lírica de la dificultad del ser humano a dejarse encerrar en categorías identitarias predefinidas. Es un estímulo constante a ir más allá de los límites marcados por las fronteras y por los signos convencionales de pertenencia. Es, en definitiva, una invitación a que el espectador conozca y reconozca otros seres humanos más allá del tiempo y del espacio; más allá de la especificidad de los lugares y de la las huellas artificiales de la historia.

En este sentido, para Vanessa Winship la fotografía tiene una función, casi una misión, de acercamiento: es decir, de encuentro en un lugar humano y simbólico universal, donde desaparecen las diferencias étnicas, políticas, religiosas, sexuales entre las personas. A este propósito Stanley Wolukau-Wanamba, autor del ensayo dedicado a la serie she dances on Jackson (que Whinsip realizó en Estados Unidos entre 2011 y 2012), escribe: «La teoría de Thomas Kuhn sobre los cambios profundos en los paradigmas básicos del conocimiento sostiene que dichos cambios no son el resultado de una invención total sino más bien de una reorganización transformadora de lo existente en nuevas formas posibles. Reconocer significa, literalmente, conocer de nuevo, y el nuevo conocimiento, por tanto, fluye de una reforma de esas cosas que ya existen pero transformadas, en una especie de extrañamiento de lo cotidiano, en algo nuevo. Si una fotografía puede cambiar nuestra sensación de lo habitual, debe hacerlo sobre la base de esas cosas que ya son visibles pero necesitan ese gesto de extrañamiento y de ese momento de reconocimiento» (Catálogo, p. 59).