A pesar de haber tenido que sacrificarme sin las de hermanísima, eso no significa que me haya resignado a pasar la Semana Santa castigada sin este postre. Mención especial se merecen las de mi encantadora vecina de arriba que bajó una tarde antes de vacaciones a que le firmase un ejemplar de "Paloma" y, de paso, nos trajo de regalo unas torrijas buenísimas de las que dimos buena cuenta en la cena. Da gusto cenar así, de caprichos inesperados.
En el hospital procuramos hacer una pausa para tomar un tentempié a media mañana. Son unos minutos en los que tomamos fuerzas y nos cuidamos en lo posible. En ocasiones son los pacientes los que nos cuidan y nos deleitan con sus especialidades culinarias. Se dice que a los hombres se les conquista por el estómago y doy fe de que a los galenos también. En el servicio contamos con un par de auxiliares cuyas torrijas se han ganado una más que merecida fama y, para innovar sobre la receta habitual, una de ellas las ha preparado este año rellenas con un poquito de crema pastelera.
Conviene conocer algunos trucos con los que arreglar, muy fácilmente, unas torrijas que no terminan de convencer: que están algo secas, pues se carga leche en una jeringa, bastan unos 10 ml por torrija, y se inyecta en varios puntos en el interior de la miga. Si el problema es la falta de dulzor, solo hay que espolvorearlas con un poco más de azúcar (idem si se prefieren con más canela). Más difícil es solucionar el exceso de dulzor, se puede probar a inyectarles leche para ver si así expulsan almíbar pero, a veces, ni por esas, así que es mejor que pequen por defecto que por exceso.
Es un postre que admite un millón de variantes. Permiten usar cáscara de naranja en vez de limón para darles un toque diferente, bañarlas en chocolate fundido, untarlas de Nutella, cubrirlas con toffee en vez de azúcar o sustituir la leche por horchata o por vino. Hay restaurantes italianos en las que, en lugar del pan, utilizan panettone. Esta Semana Santa las hemos probado de sobao pasiego en el restaurante Conlaya (imaginad un postre de lo más light: medio sobao mojado en leche, rebozado en azúcar y caramelizado en la plancha acompañado de un helado delicioso del que no tengo la receta, el aspecto era de vainilla o mantecado pero el sabor recordaba al del sobao).
No en todas las pastelerías se reservan las torrijas para esta temporada. Una amiga mía compra unas, poco después de las vacaciones de Navidad, en una pastelería de la C/ Francos Rodríguez, para las que aprovechan los roscones sobrantes Reyes (cortan dos rebanadas y las rellenan de crema antes de pasarlas por leche y freírlas). Con esos ingredientes sólo pueden describirse como celestiales.
Hace ya tiempo puse en el blog la receta clásica de torrijas así que aquí van unas cuantas versiones para el que le apetezca animarse.
TORRIJAS AL HORNO
Ingredientes
Pan del día anterior
Leche 100 ml. por cada dos torrijas (se puede sustituir por HORCHATA)
Azúcar (1 cucharada por cada 100 ml de leche)
Piel de limón
1 rama canela
2 huevos
Azúcar, canela o miel para cubrirlas.
Elaboración
Poner en un cazo, la leche (o la horchata), el azúcar, la piel de limón y la canela. Llevar a ebullición. Cuando arranque a hervir retirar del fuego y dejar enfriar.
Batir los huevos en un bol. Cortar rebanadas de pan y ponerlas en una fuente honda, verter la leche infusionada por encima. Dejar en remojo, tan solo un par de minutos.
Pasar las rebanadas de pan por el huevo batido y colocarlas en una bandeja para horno encima de papel vegetal. Meter en el horno precalentado a 180º durante unos 20 minutos ó hasta que estén doradas.
Rebozar con azúcar y canela o calentar un cucharadita de miel por cada torrija junto con la misma cantidad de agua, dejar reducir y servir las torrijas regadas con ese jarabe.
También se pueden caramelizar: gratinar unos segundos tras cubrirlas de azúcar o pasarlas vuelta y vuelta por una sartén antiadherente.
TORRIJAS DE ZANAHORIA
Típicas en Cartagena donde se hacen el día de Todos los Santos.
Ingredientes (4 comensales)
Medio kilo de zanahorias,
2 huevos,
100 gramos de azúcar.
Canela,
Ralladura de 1 limón,
Aceite de oliva,
Azúcar y canela para espolvorear.
Elaboración
Cocer las zanahorias limpias y troceadas hasta que estén tiernas. Escurrir el líquido.
Se chafan con un tenedor, se añaden los huevos, el azúcar, la canela, ralladura de limón y se mezcla todo bien hasta conseguir una masa que podamos manejar con las manos.
Se forman tortas en forma de torrijas que se fríen en aceite caliente hasta que estén doradas por los dos lados.
Se colocan sobre papel de cocina para que absorba el aceite sobrante y se sirven calientes espolvoreadas de azúcar y canela.
TOSTADAS DE SANTANDER
Típicas de Santander, se preparan con un pan especial, más denso.
Ingredientes (8 comensales)
1 barra de pan especial.
1 litro de leche.
Un bote grande de leche condensada.
250 mililitros de nata liquida.
Un chorro generoso de brandy.
6 huevos.
Elaboración
Preparación del almíbar: cocer en una cazuela, una rama de canela, una piel de naranja y otra de limón, medio litro de agua y dejamos cocer hasta tener un almíbar bien concentrado.
Se precisa un poco mas de un vaso de agua del almíbar.
Se hierve la leche con el almíbar. En ese momento en que rompa a hervir se añade la leche condensada y se espera a que vuelva a hervir para poner la nata y el brandy.
Cuando hierva de nuevo se meten en el líquido, una a una, las rebanadas de pan cortadas como si fueran torrijas, poco a poco para que no pare de hervir.
Dejamos que se empapen bien en la mezcla antes de sacarlas. Se colocan en una fuente hasta que se enfríen.
Cuando las rebanadas estén bien frías, se baten los huevos y se pone una sartén al fuego con aceite de oliva.
Se pasan las tostadas por el huevo batido y se fríen con cuidado para que no se quemen.
Servir templadas.
TORRIJAS DE VINO DULCE (del sevillano Convento de San Andrés)
Ingredientes
Pan del día anterior.
1/2 litro de vino blanco dulce.
Aceite de girasol o un aceite de oliva suave para freír.
2 Huevos.
Azúcar.
Canela molida.
Elaboración:
Se corta el pan en rodajas. El corte a nuestra elección, más grandes, pequeñitas, como más nos gusten.
En un recipiente se pone el vino dulce y si no se quiere que las torrijas queden demasiado fuertes, se rebaja con un poco de agua y azúcar. Se meten las rodajas de pan y se deja que se empapen bien, lo mejor es dejarlas durante la noche por lo que conviene poner suficiente líquido para conseguir un buen empapado del pan.
Al día siguiente se rebozan las torrijas en huevo y con el aceite de la sartén muy caliente se fríen vuelta y vuelta.
Al sacarlas se espolvorean con azúcar y ¡listas para comer!