Vasco da Gama

Por Enrique @asurza

Vasco da Gama, navegante portugués de fines del siglo XV y comienzos del XVI. Reino predestinado a conquistar el Atlántico por su inmejorable situación en la fachada occidental de la península Ibérica, Portugal pudo, gracias a los descubrimientos de Vasco da Gama, culminar su incipiente política de expansión ultramarina. Vasco da Gama abrió la ruta oceánica a las Indias al desembarcar en Calicut en 1498, seis años después de que Cristóbal Colón descubriera Cuba y Tahiti en su primer viaje a América. Dirigió dos expediciones más al continente asiático, y murió, ya como virrey de las Indias, en Cochin (India), en el transcurso de su tercer y último viaje.

Acontecimientos importantes en la vida de Vasco da Gama

1455 Nace en Sines, Portugal.
1497 Emprende en Lisboa su primer viaje rumbo a las Indias.
1498 Llega a Calicut, en la costa occidental de la India.
1502 Segunda expedición a las Indias. 1524 Muere en Cochin pocos meses después de ser nombrado virrey de las Indias por el rey Juan III.

Viaje de Vasco da Gama de Portugal a las Indias

Vasco da Gama nació en algún momento entre 1450 y 1460 en Sines. Su padre Esteban da Gama, alcalde mayor de Sines, provenía de una secular familia de pioneros militares, siendo la familia de su madre de procedencia inglesa. Pocos datos se conocen acerca de sus años de juventud, aparte de que fue educado en Évora y estudió ciencias náuticas. De algunos documentos puede deducirse que participó en las guerras de África y que se ganó la confianza de Juan II. Tras el descubrimiento en 1488 del cabo de Buena Esperanza por parte de Bartolomé Díaz, el rey Juan II, espoleado por las conquistas americanas de Cristóbal Colón, y temeroso de que los españoles llegaran antes que los portugueses a Oriente, ordenó la construcción de una flota que hallara el camino de las Indias. Muerto el monarca en 1495, fue sucedido por su primo Manuel I el Afortunado. En 1497 el nuevo rey solicitó los servicios de Vasco da Gama, enviando a buscarlo a Extremoz, para confiarle el mando de una flota; en julio de ese mismo año zarpó del puerto de Lisboa una pequeña escuadra, formada por cuatro navios: el San Gabriel, mandado por Pedro de Alemquer (y con Diego Díaz, hermano de Bartolomé, como piloto), el San Rafael, que mandaba Pablo da Gama, hermano de Vasco, y la carabela Berrio, al mando de Nicolás Coello, así como otra nave menor destinada al transporte de víveres y provisiones.

Viaje de Vasco da Gama

El 22 de noviembre la flota dobló el cabo de Buena Esperanza, después de realizar un largo recorrido en forma de arco desde las islas de Cabo Verde. El 16 de diciembre llegó a las proximidades de Natal, límite de los descubrimientos del navegante Bartolomé Díaz, y entró en el canal de Mozambique el 2 de marzo, por el que navegó durante veinticinco días. En el transcurso de la travesía a lo largo de la costa oriental africana, Vasco tuvo que afrontar muchos y graves contratiempos, como sublevaciones entre su tripulación, fuertes tempestades o una epidemia de escorbuto, enfermedad mortal en la época y que causó un número considerable de bajas. Después de arribar al puerto árabe de Melinde, la expedición tomó un experto piloto conocedor de aquellos mares, que guió a los navíos a través del océano índico hasta alcanzar la costa de Malabar, cerca de Calicut. La ruta entre Europa occidental y Asia, a través de Africa meridional, fue de ese modo cubierta por primera vez en la historia.

Malabar, mercado de especias

Calicut era uno de los principales puntos del comercio de especias en la India, sometido al dominio de un rajá llamado El Zamorín, según las crónicas actuales. Los mercaderes árabes establecidos en Calicut y, hasta entonces, principales beneficiarios de la explotación de las especias de la zona, en seguida vieron amenazado su monopolio y se mostraron hostiles desde el primer momento ante el navegante portugués y sus hombres. El rey de Calicut dispensó un frío recibimiento a Vasco da Gama y participó más tarde en una conspiración contra los tripulantes de la flota, haciendo prisioneros a algunos de ellos. Después de capturar, por su parte, a otros tantos indígenas y utilizarlos como rehenes, Vasco (que en todas las crónicas es retratado como un hombre atrevido, lleno de energía y fuerza de voluntad) recuperó a sus compatriotas y se ganó la amistad de otros rajás de Malabar. Con éstos firmó un importante tratado comercial y más tarde estableció su propia factoría, lo que le permitió emprender el regreso con un valioso cargamento, el 29 de agosto de 1498.
Ya en alta mar, los navios sufrieron el ataque de unos indígenas, y poco después el del propio rey de Calicut, que abordó la flota con ocho de sus naves, siendo finalmente derrotado. Durante la penosa travesía hacia Europa, la tripulación del San Rafael se vio forzada a abandonar la nave (que había sufrido serios desperfectos en el transcurso de una violenta tormenta) y Vasco da Gama tomó tierra de nuevo en la isla Terceira de las Azores, para enterrar a su hermano Paulo, muy enfermo desde que la flota había partido de Calicut, y agonizante los últimos días. Nicolás Coello se adelantó a sus compañeros y fondeó en Lisboa el 10 de julio de 1499, siendo el primero en poner al país al corriente de los extraordinarios resultados del prodigioso viaje. Vasco da Gama, agotado y destrozado anímicamente por la muerte de su hermano, acompañado de otros cincuenta y cinco supervivientes, llegó al mismo puerto el 8 o el 9 de septiembre, para ser recibido por el rey Manuel pocos días después. No es necesario detenerse en el comentario acerca del magnífico homenaje que el monarca brindó al descubridor. Basta con señalar que se le concedió una renta de 300.000 reales para sí y para sus herederos, el título de almirante del Mar de las Indias y carta de libertad absoluta para comerciar por su cuenta.

Segundo viaje de Vasco da Gama

Vasco da Gama llega a la India

Abierta la ruta asiática de Portugal y consumados los fabulosos descubrimientos, era necesario conquistar lo descubierto. Consciente de la necesidad imperiosa de que Portugal tomara posesión de aquellos territorios y consolidara su posición, Vasco da Gama organizó una importante flota, cuyo mando se confió a Alvarez Cabral. Vasco le recomendó que tomara la ruta del suroeste para eludir las calmas del golfo de Guinea, determinando indirectamente el posterior descubrimiento del Brasil por parte de Alvarez Cabral en 1500. Éste llegó accidentalmente a las costas brasileñas en abril de ese año, unos meses después de que el español Vicente Yáñez Pinzón avistara tierras brasileñas por primera vez. Tras confundir el lugar con una isla, que bautizó con el nombre de Terras Sanctae Crucis, y enviar una nave a Portugal para anunciar el descubrimiento, Cabral puso rumbo al este y llegó a la India (objetivo principal de su viaje) en septiembre del 1500. La expedición sufrió a partir de ese momento duros ataques por parte de los indígenas de Malabar, perdiendo muchos hombres en los enfrentamientos. El balance final fue dramático: de los trece navios que partieron de Lisboa, tan sólo regresaron seis. Ello provocó que, en 1502, Vasco da Gama emprendiera una segunda expedición a las Indias, esta vez de carácter netamente punitivo.
El 10 de febrero partió de la capital portuguesa al frente de una escuadra de veinte navíos y más de mil tripulantes. El objetivo militar del nuevo viaje de Vasco a la India debía ser la proclamación del rey de Portugal como soberano de los Mares de la India y la constitución de un monopolio comercial sobre los mismos. El almirante debía, asimismo, castigar al rey de Calicut y a los moros allí establecidos, en respuesta a los agravios sufridos por la expedición de Cabral. Y Vasco da Gama cumplió de nuevo con su múltiple misión, aunque todas las crónicas parecen coincidir al señalar que se excedió en el empeño, particularmente en el cumplimiento del último de los objetivos, al vengarse de los moros con un rigor que fue desaprobado en Lisboa: empezó bombardeando la costa oriental africana, por haber tenido el rey de Quiloya ciertas fricciones con Cabral, y le impuso además un tributo; el 3 de octubre de 1502 se encontró con un barco cargado de moros en peregrinaje a La Meca, a los que mato después de incendiar el navío; ya en Calicut, desestimó las ofertas de diálogo de El Zamorín, y bombardeó la ciudad, que quedó completamente destruida.
A su regreso a Portugal el 1 de septiembre de 1503, después de haber descubierto las islas Almirante en el océano Índico y fundado las colonias de Mozambique y Sofala en el sureste africano, se encontró con un frío recibimiento. En los años sucesivos habría de pagar muy caro por unas crueldades que mancharon el nombre de Portugal durante vanas generaciones.

Los años de retiro y el último Viaje a las Indias

Por su segundo viaje, Vasco da Gama fue premiado con varias pensiones y privilegios. En 1519 se le otorgó el dominio sobre las localidades portuguesas de Vidigueira y Villa da Frade, junto con el título de conde de Vidigueira. Pero antes se le ordenó por decreto que abandonara Sines, su lugar de nacimiento, cuyo señorío se le había prometido al regreso de su primer viaje y que ahora ostentaba el duque de Coimbra, hijo natural de Juan II. Tampoco fue nombrado primer virrey de la India, lo que parecía natural considerando sus abundantes méritos y lo que es más grave, el rey Manuel I dejo de contratarte durante muchos años; hay quien atribuye todo lo que sucedió tras su segundo viaje a la India a la mala impresión que causaron en Lisboa sus desmanes, aunque tampoco falta quien apunta a las intrigas de sus numerosos rivales como culpables del ostracismo a que se condenó a Vasco, arguyendo para defender esta segunda tesis que las atrocidades de que se le acusaba eran comunes en aquella época entre los conquistadores.
Sea como fuere, Vasco da Gama vivió oscuramente durante veinte años, y llegó a sufrir persecuciones en el transcurso de ese largo período de tiempo. En 1524, cuando hacía tres años desde que Juan II había sucedido en el trono al rey Manuel I, Vasco da Gama fue nombrado virrey de la India, sustituyendo en el puesto a Eduardo Meneses, protagonista de numerosos abusos durante el ejercicio de su cargo. Una vez en Chaul (India), nombró gobernador a Cristóbal de Lima; en Goa destituyó al gobernador Francisco Pereira Pestanha, a quien obligó además a indemnizar a los individuos que había perjudicado; ordeno que se le presentase Meneses, a quien envío preso a Portugal, ordenando hundir el barco que le transportaba cuando el anterior virrey protestó por la medida, y en definitiva, trabajó con ahínco para restablecer el orden y la moral corrompida, y recuperar para Portugal el prestigio perdido.

Muerte de Vasco da Gama

El antrax dio al traste con sus planes, causándole la muerte el 24 de diciembre de 1524.
Desde 1898 los restos de Vasco da Gama reposan en la iglesia de los Jerónimos de Belem, en las afueras de Lisboa. La tumba se encuentra situada junto a la de Luis de Camões, autor de la obra épica Os Lusiadas, dedicada a la figura de Vasco.
Vasco da Gama estuvo casado con Catalina de Athayde, que le dio siete hijos: Pedro, Pablo, Alvaro, Isabel, Francisco, Esteban y Cristóbal.

Vasco da Gama en la historia de Portugal

La figura de Vasco da Gama debe situarse en el contexto de un Portugal abocado hacia la conquista del Atlántico. La privilegiada situación geográfica del país, orientado hacia el Atlántico y con buenos puertos, como el de Lisboa —el mejor de la península ya por aquel entonces—, predisponía al país hacia la expansión atlántica. Las conquistas posteriores se vieron favorecidas en buena medida por la pujante burguesía portuguesa, a la que la poderosa Castilla vedaba otros intereses peninsulares y que necesitaba de nuevos espacios para sus empresas. Una vez finalizadas las tareas de reconquista, la casa de Avís (representada por primera vez en el trono por Juan I) empezó dirigiendo la expansión hacia el norte de Europa, donde estableció factorías como la de Flandes, y más tarde hacia el
norte de África, apoderándose la armada portuguesa de la plaza de Ceuta el 21 de agosto de 1415. Con ello se pretendía impedir el paso de los musulmanes al Atlántico, aunque los hechos posteriores demostraron la poca efectividad de la medida: la piratería encontró nuevos refugios y el tráfico mogrebí se desvió hacia otros puertos. Las exploraciones posteriores al continente africano en busca de minas de oro dieron excelentes resultados (como en Guinea, país que los portugueses bautizaron con el nombre de Mina) y convirtieron dicha zona del Atlántico en un territorio violentamente disputado con Castilla.

Colonización territorios en África

A pesar de las protestas del reino vecino, Portugal obtuvo en 1436 una bula del papa que le adjudicaba el derecho a conquistar las islas Canarias, y otra (la Romanus Pontifex) en enero de 1455, que otorgaba y reservaba a los portugueses las navegaciones marítimas más allá del cabo Bojador, principio del monopolio portugués sobre el continente africano. Durante el reinado de Alfonso V, Portugal reiteró las campañas norteafricanas; se descubrieron las islas de Cabo Verde y se conquistó Tánger, Arcila y otras plazas costeras. El rey Juan II, su sucesor e hijo, corrigió este rumbo africano de expansión, prefiriendo buscar el enlace con el continente asiático.
En 1482 y 1484 el piloto Diego Cao hizo adelantar considerablemente hacia el sur la exploración del litoral africano, y Bartolomé Díaz alcanzó en 1487 el cabo de Buena Esperanza.

Colonización de el Extremo Oriente

Tras las importantísimas conquistas de Vasco da Gama, los portugueses se hicieron con otros puntos clave en el Extremo Oriente, como Goa —que les aseguró de paso el control de la navegación en el golfo Pérsico—, Macao (en el mar de China) y Nagasaki (Japón). Todas estas colonizaciones y el comercio resultante fueron controlados como monopolio estatal, modelo de organización que sería tenido más tarde en cuenta por España a la hora de estructurar la administración de sus colonias americanas.

Prosperidad Portuguesa

La prosperidad colonial portuguesa proporcionó enormes riquezas a la metrópoli e hizo posible el florecimiento de un importantísimo desarrollo de la actividad artística y cultural. La población del país creció rápidamente, llegando Lisboa a alcanzar los 100.000 habitantes y a convertirse en uno de los centros neurálgicos de la cultura y el comercio de Occidente. Con todo, en el siglo XVI empezaron a hacerse notar los primeros síntomas de fatiga ante los abundantes costes derivados del mantenimiento de las posiciones portuguesas en Oriente.