Aunque si hablamos de fresa como fruto, lo hacemos de manera impropia porque el fruto realmente son los pequeños puntos que circundan la misma pieza que llamamos fruta y que erróneamente son llamados semillas.
La fresa es una planta de la familia de las Rosáceas, del género Fragaria (del latín fraga: fragante). De esa misma raíz latina, proviene el nombre francés “fraise”, de donde se derivó el vocablo “fresa”.
He podido leer que fueron los antiguos romanos quienes primero las cultivaron. Cuando Virgilio, Ovidio e incluso Plinio, los grandes poetas de la antigua Roma las mencionan se refieren a la fresa común de los bosques, que se encontraban generalmente en las lindes de los bosques.
Desde entonces su consumo estuvo muy extendido por toda Europa, de hecho en el siglo XIV, en los jardines reales de Carlos V de Francia se llegaron a cultivar cientos de variedades.
En España, concretamente en el siglo XVI durante el reinado de Felipe V, la Casa de Borbón potenció en Aranjuez el cultivo de la variedad llamada “fragania” que crecía espontáneamente en la ribera del Tajo para abastecer a la corte de éste exquisito fruto, delicado y dotado de un gran aroma que cautivó a la Reina Isabel Farnesio.
Así, se conocía la fresa en Europa hasta el siglo XVII hasta que llegó el “fresón” a nuestro continente desde América.
Parece ser que la planta del fresón es originaria de América del Norte y fue llevada hacia América del Sur por las aves migratorias. Los fresones denominados fresón chileno o frutilla blanca y el virginiano. Cuenta la historia que un francés al servició de Luis XIV, Amedeé-François Frézier, fue quien llevó a Francia ejemplares del fresón chileno y de paso la fama de ser su descubridor, tanto es así que muchos atribuyen el nombre de la fresa al del ingeniero francés. Una vez en Francia las variedades chilenas y virginianas acabaron por originar un híbrido conocido por fresa ananás que es el actual fresón, fresa o frutilla –como se denomina en América- que es concretamente el fresón que se produce y comercializa en Huelva.
Con fresones onubenses, hoy por hoy que están de temporada he preparado éstos vasos de cuajada con gelatina de fresones.
INGREDIENTES PARA TRES VASOS:
250 ml.de leche, 1 sobre de cuajada Royal, 250 grms. de fresones, 2 cucharadas de azúcar, un vaso grande de agua, 1 sobre de gelatina neutra, hojas de hierbabuena para decorar.Disolver el sobre de cuajada en la mitad de la leche removiendo muy bien hasta que se disuelva. Poner al fuego un cazo la otra mitad de leche con dos cucharadas de azúcar. Cuando comience a hervir, retirar del fuego y añadir el resto de la leche con la cuajada, procurando en todo momento que no queden grumos.
Lavar bien los fresones, quitar las hojas verdes, cortar en trozos la mitad y reservarlos.