Alguien tendría que explicarme algún día, con calma y datos, qué es lo que pasó en la cosecha de 2007 en la DO Empordà. No me basta, lo siento, que en la página de la DO se diga "2007: excelente". Eso ya lo sabemos los que llevamos unos cuantos vinazos de esta cosecha, sobre todo en lo que a cariñenas se refiere. Alguien tendría que explicarme, también, por qué las cariñenas de 2007 son tan excepcionales. Cada una en su estilo, cada una con lo que su tierra lleva, cada una con lo que los padres de la criatura han querido darle, he bebido algunos vinos que no se me van de la cabeza, con esta variedad y en esta añada: Celler Martí Fabra Els Estanys 2007; Celler Roig Parals Camí de Cormes 2007; y ahora este Vd'0 1.07 de Vinyes d'Olivardots en Capmany, aunque los viñedos de cariñena están en Vilamaniscle. Cariñena en tierra de pizarra, ése es el significado del número 1 para la bodega. 1.07 = cariñena en tierra de pizarra del 2007. Esa es la llamada de alerta máxima para mí cuando veo la botella. Cariñena de cepas viejas (más de 80 años) de una añada en una tierra que, a pasos casi de perdiz, se está convirtiendo en uno de mis fetiches.
Premaceración en frío. Fermentación a temperatura controlada. Remontage. Pigeage. Maceración larga. Prensado suave. Barricas de roble francés. Batonnage y fermentación maloláctica en ellas. Lías. 16 meses de silencio. Embotellado en mayo de 2009. Estoy describiendo un perfil de trabajo en la bodega que no me llama mucho. Y a pesar de ello, esos 15% y esa acidez perfecta, contienen la esencia de los grandes vinos. Hay que decirlo y hay que reconocerlo. Reposado en botella hasta febrero de 2014. Abierto con dificultades (el corcho se rompió...), me vi obligado a decantarlo. No creo que le fuera mal. Pizarra intensa. Óxido de hierro. Mineralidad de impresión. Densidad. Cierta untuosidad. Cuerpo. Presencia. Cerezas en alcohol. Harina de algarrobo. Al mismo tiempo, fresco y cítrico. Piel de naranja confitada: fruta escarchada. Flor de eucalipto. Un vino de placer para una buena carne roja. Con 24 horas, el vino encuentra su esbeltez, gana en fragancia y seducción. Intenso y profundo. Raíces. Laurel. Coca de cerezas. Levadura y lías. Tinta china roja. Regaliz. Algarroba madura. Final de ceniza de sarmiento y poso de café torrefacto.
Recuerdo muy bien dónde lo compré pero no qué pagué por él. Qué cosas tiene la cabeza...Fuera lo que fuera, merece la pena. Uno más para mi saga mágica de cariñenas emporitanas del 2007.