Así funcionan las cosas en México. La ley del Talión -‘ojo por ‘ojo’- en su estado más salvaje… Tras el asalto a la casa que Leyva tenía en Cuernavaca trascendió el nombre de uno de los dos infantes de marina que perdieron la vida en la refriega que se llevó por delante al narco y a seis de sus guardaespaldas. La prensa no dudó un instante en publicar el nombre de Melquisedet Angulo Córdova junto con los detalles más macabros de la operación policial- la foto del narco cubierto de billetes llenos de sangre también es para enmarcar. Pero lo que desconocían o lo que no pensaron en ese momento es que acababan de firmar la sentencia de muerte para la familia del militar.
Irma Córdova, madre de Melquisedet, enterró a su hijo con honores de jefe de estado el pasado lunes. La mujer, desconsolada, enjuagó sus lágrimas en una bandera de México que cubrió, durante el funeral, los restos de su hijo. Era el tributo del Estado de México al valor que demostró su hijo durante la operación… Pero Irma no pasaría de esa noche. Los narcos no tienen sentimientos, ni piedad y les da igual llevarse por delante a una madre que llora la muerte de su hijo que a una niña pequeña que juega al balón con sus hermanos… Y el pequeño municipio de Quintín Arauz fue testigo de su brutalidad.
Un grupo de sicarios descendió, en torno a las 23:45 del lunes, de tres vehículos que dejaron perfectamente estacionados delante de la casa del infante de marina. Irrumpieron en el domicilio armados con fusiles R15 y AK 47 y dispararon a todo lo que encontraron a su paso. Se llevaron por delante a dos de sus hermanos, Yonidavei y Benito (de 22 y 28 años de edad, respectivamente), y a su tía, Josefa Angulo e hirieron de gravedad a otra hermana del militar. Junto a ellos encontraron el cadáver de Irma… La misma Irma que horas antes lloraba por su hijo…
Felipe Calderón, presidente de México, condenó enérgicamente el ataque. “Es un acto cobarde y deleznable. Estos condenables hechos son una muestra de la falta de escrúpulos con la que opera el crimen organizado, atentando contra vidas inocentes, y no pueden sino reforzarnos en el afán de desterrar tan singular cáncer de la vida social”, afirmó Calderón.
Pero esto es ‘¡México, cabrones!’ Con su brutalidad y sus ajustes de cuentas. Un país gobernado por los narcos y donde la guerra contra los narcotraficantes dictada por Felipe Calderón continúa cobrándose vidas de inocentes. Y es que el país sudamericano ocupa los primeros puestos en índice de la lista de países más peligrosos del mundo sólo por detrás de Afganistán, Somalia y Pakistán- países que están en guerra. Desde diciembre de 2006 a noviembre de 2009 casi 17.000 personas han sido asesinadas en México por culpa del narcotráfico. Y la lista suma y sigue…
“No habremos de amedrentarnos (…) Quienes así actúan, merecen el repudio unánime de la sociedad y merecen pagar por sus crímenes”, sentenció enérgico el presidente de México. Pero sus palabras caen en saco roto. El mismo día que masacraban a la familia del infante de marina en Sinaloa, tierra natal de Beltrán Leyva, acribillaban al secretario de Turismo estatal, Antonio Ibarra… Familias indefensas, políticos, policías, abogados… En México todos tienen una diana en la cabeza. Saben que caerán pero el cuándo, el cómo y el dónde, sólo lo saben los narcos y sus sicarios; que son, al fin y al cabo, los que manejan el cotarro.
Tras la sangrienta operación que acabó con la vida de Leyva el diario El Universal publicó que el narco había ofrecido a las autoridades locales sus servicios para garantizar la seguridad de la población a cambio de que lo dejaran operar libremente. La lucha contra los narcos continúa impasible… Lo que desconocemos es qué consecuencias traerá la muerte de Leyva. ¿Desencadenará en una guerra sin cuartel? Todo apunta a que sí.