Hace un año, Portugal tuvo que ser rescatado. Los recortes a la farmacia se hicieron sin ningún estudio previo y sin la evaluación de las consecuencias.
El cartel bancario que otorga la asistencia financiera, bajo el llamado“Memorando de entendimiento entre Gobierno y Troika”, se acompaña de un mandato imperativo para la reducción del gasto farmacéutico:
1.- Modificar el precio de los medicamentos: El nuevo precio se calcula como la media de los tres países más baratos (que fueron Italia, España y Eslovenia).
2.- Reducción de precios de los genéricos un 50%. Los fármacos con precios de referencia un 35%.
3.- Limitar el consumo de medicamentos del 1,25% del PIB al 1%.
4.- Exigir a la farmacia un aportación de 50 millones de euros.
5.- Reducir del margen de la farmacia del 20,3% al 17,5%.
El “memorando de entendimiento entre Gobierno y Troika” es aplicado mediante un “Centro de Control de Facturas” que preservará la rentabilidad de las farmacias pequeñas en áreas remotas con bajo volumen de facturación.
La farmacia es muy dependiente del gobierno, bancos y proveedores, que sólo con la tenacidad la profesión recuperará la independencia. La pasividad mostrada en Portugal sólo ha empeorado la situación.
La Troika, globalista entidad supranacional que nadie ha votado, formada por el BCE, UE y FMI, arranca las soberanías de los Estados-Nación arrasando los derechos sociales, la cuestión clave es: ¿Cómo está la farmacia portuguesa tras un año de rescate? Sin duda, peor. Se han aplicado medidas que han minado la salud de la farmacia, pero los problemas estructurales siguen pendientes de solución.