No soy, ni de lejos, una fashion victim, pero reconozco que algunos vestidos son capaces de emocionarme. Me encantan las imágenes en las que aparecen casi como una obra de arte en alguna estancia de la casa. Tengo cientos de esas fotos guardadas en mi retina y hoy les muestro algunas de mis preferidas. Espero que les guste el recorrido. Cuando las miro, siempre imagino que cada prenda guarda una historia, que por algún motivo es especial para su dueña. Yo también tengo una a la vista. Se trata de una falda de tul (que no aparece en estas fotos) que efectivamente tiene un valor especial para mí. Por un lado, por coincidencias de la vida, mis mejores amigas también la tienen aunque cada una en un color diferente, y por otro porque me recuerda mi fascinación por el ballet. Supongo que como le ocurre a mi admirada Monique Hofman, a mí también me cautivaban algunos vestidos de mi madre, en especial los camisones antiguos. Puede que ese sea el origen de esta fijacion por la ropa fuera del armario. Algunas piezas casi se convierten en un elemento decorativo más. Idea para las madres: la ropa infantil tambíén queda genial en las habitaciones de los más jovencitos y así no da tanta pena cuando la dejan pequeña. vía Vintage and ChicCuando estuve en Turquía me encantaban algunos vestidos. Hubiera sido buena idea traerme uno para adornar alguna pared de casa. En el caso de la foto superior se trata de un caftan. En este caso al vestido le acompaña incluso la foto de otro vestido y en la siguiente sumanos también los complementos. El efecto me encanta, aunque me temo que si ponemos mis zapatos no iba a quedar igual.