"Matemáticamente estamos ahí. Estamos mirando la situación carrera a carrera. Por supuesto que no nos ha ido muy bien recientemente, pero estamos esperando impacientes a las próximas carreras. Está claro que hemos avanzado y esto demuestra que estamos en el camino correcto. No vamos a ser favoritos en un futuro próximo, pero en distancia de carrera puede pasar cualquier cosa", señala optimista el alemán en el circuito de Spielberg.
Allí, para el GP de Austria, se espera una gran revolución del motor Renault que hará más competitivo a Red Bull, y allí estuvo ayer Sebastian para rodar con un Ferrari, el F187/88C que en 1988 piloto Gerard Berger. "Fue fantástico. Una experiencia completamente nueva con los cambios de velocidades, el embrague, sin electrónica, con una posición de asiento diferentes y la potencia. Me hubiera gustado poder haber hecho más vueltas", dijo ilusionado.
El test que realizó el tetracampeón nada tuvo que ver con la Scuderia, era un evento de Red Bull. Posiblemente tendrá tiempo de pensar en rojo en un futuro cercano, pero ahora sigue centrado en su equipo y en acabar con su mala racha de resultados y de mala suerte, aunque eso para él no exista: "Siempre hay razones para los contratiempos, yo no creo en la mala suerte, sólo tenemos que solucionar los problemas".
Razones para ese optimismo del alemán le dan desde su equipo cuando Helmut Marko asegura que no van a tirar la toalla pese a estar a un lustro de los líderes: "Tenemos un grupo de trabajo de Toro Rosso, Renault y nosotros trabajando de cerca para tratar de encontrar soluciones en conjunto, lo que seguramente hagamos. No vamos a parar el desarrollo del RB10 para que podamos concentrarnos ya en 2015, seguiremos centrados en el 2014".