Cuando el guía nos da la indicación de saltar y, finalmente, penetramos en las limpias aguas del mar de las Molucas podemos descubrir un fondo de corales de extraordinaria belleza, entre los que se esconde una infinidad de peces de todas las medidas, formas y colores. Estamos en la zona denominada Melisa Garden, en la isla Penemu o, como aparece en los mapas, Pulau Penemu (Indonesia).
Para llegar hasta aquí han sido necesarios casi dos días de viaje desde España hasta Manado, una ciudad al norte de Indonesia, y luego embarcar en un barco de buceo que hacía el recorrido hasta la isla de Papúa-Nueva Guinea, donde la embarcación tiene que encontrar aguas tranquilas en las que poder desarrollar su actividad durante unos meses.
Al sumergirnos en esta aguas y mirar a nuestro alrededor llama inmediatamente la atención la abundancia de corales pétreos, las grandes plataformas de corales mesa, las gorgonias de todo tipo
Al sumergirnos en esta aguas y mirar a nuestro alrededor llama inmediatamente la atención la abundancia de corales pétreos, las grandes plataformas de corales mesa, las gorgonias de todo tipo, las grandes esponjas y muchos otros animales que viven adheridos al sustrato. Realmente no se ven las rocas del fondo puesto que todas están recubiertas por organismos vivos. Los datos son espectaculares: de las casi 800 especies de coral conocidas, más de 600 viven en estas aguas, y en el Triángulo de Coral se han identificado más de 2.200 especies de peces de arrecife.
Uno de los problemas que plantea el bucear en esta zona es la gran intensidad de las corrientes marinas, a menudo muy fuertes, sobre todo cuando se bucea en los canales que quedan entre las islas próximas. Esto que puede ser muy molesto, y que dificulta las inmersiones, tiene mucha importancia biológica puesto que contribuye a dispersar hacia zonas lejanas los huevos y las larvas de los organismos marinos que viven en estos arrecifes, lo que favorece la repoblación biológica de zonas muy alejadas.
Todo este patrimonio natural se encuentra amenazado por las actividades humanas. Como ocurre en muchos otros lugares del mundo, la población de Filipinas, de Indonesia o de Malasia se ha desplazado desde el interior del país hasta las regiones costeras buscando una mayor calidad de vida, lo que ha originado un despoblamiento del interior y una sobrepoblación en el litoral.
Esto tiene consecuencias negativas para el medio marino. Las actividades económicas están produciendo talas masivas de árboles, lo que incrementa la erosión del suelo de los montes y la llegada masiva de sedimentos al mar. Además, se da una sobreexplotación de los recursos pesqueros, o se pesca con cianuro y con explosivos, lo que destruye a los arrecifes. También se vierten al mar muchas aguas fecales sin depurar, contaminantes y plásticos. A toda esta larga lista de agresiones hay que sumar otros factores como el calentamiento global, las especies invasoras y la acidificación del mar.
Los arrecifes del Triángulo de Coral tienen un gran valor ecológico y, aunque están amenazados por las actividades humanas, vale la pena hacer un largo viaje para conocer una de las zonas del planeta que tiene una mayor riqueza biológica.
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