Viaje por Aquitania. Parada 1. Burdeos

Por Patriciaderosas @derosasybaobabs

Tenía pendiente contar por aquí un viaje que hicimos hace casi tres meses. Aunque fui publicando algunas imágenes en mi cuenta de Instagram (@derosasybaobabs), no quería que unos días tan bonitos se redujesen a tres fotos y siempre creo que el blog es un buen diario de viaje para consultar uno mismo dentro de un tiempo, cuando no recordemos nombres, fechas y lugares y también, porqué no, para alguien que quizá esté interesado en hacer un viaje similar y le sirva de pequeña guía.

Hacía tiempo que teníamos ganas de viajar por Francia en coche, pero todas las rutas que nos gustaban suponían estar fuera más de una semana y compatibilizar vacaciones escolares con nuestros trabajos, ya resulta a menudo bastante complicado. Así que escogimos un puente de cinco días para la escapada. Probablemente en una fecha poco recomendada, noviembre, donde la posibilidad de lluvia continua en Francia era previsible y con una niña pequeña en su primer viaje sin silla. Pero mi profesor de francés me había ayudado a organizar la mejor ruta que podíamos imaginar por la región de Aquitania (Gironda y Dordoña) así que nos daba todo igual!

En cuanto a los niños, hay muchas formas de concebir viajes…cada familia decide cuándo con ellos sí o cuándo no, o sabe si serán capaces de aguantar el cansancio de jornadas de caminata continua, si será mejor escoger un viaje adaptado para niños…En ese sentido, nosotros, aunque no hemos viajado en exceso con nuestra hija, decidimos que siempre vendría con nosotros por lo que hemos ido poco a poco adaptándola a los viajes que hacemos. Primero por España y con silla de paseo, porque aún echaba siestas. Después, en un par de viajes fuera de España utilizando cada vez menos la silla. Y en esta ocasión, aunque la llevamos, no la usamos más que unas horas.

Fue un viaje de caminar mucho, de ver, de subir cuestas de caminos empedrados…y de verdad, aguantan mucho más de lo que creemos. Quizá el truco esté en hacer del viaje un juego continuo para conseguir que se interesen por lo que ven y que todo sea divertido. Pero se puede conseguir sin ninguna duda.

Nuestra primera parada fue en Burdeos, donde fuimos directamente desde Asturias. Nos alojamos en un hotel a cinco minutos del La Catedral de Saint-André. Es una ciudad pequeña que se recorre a pie tranquilamente en su mayoría, aunque hay mucho que ver. Nosotros teníamos dos días para hacernos una idea general de la ciudad.

Gracias a una amiga de instagram que vive allí desde hace unos años (para que veáis que las redes sociales a veces ayudan mucho…gracias Guiomar!) teníamos un recorrido fantástico organizado. Callejeando desde la catedral, llegamos a Rue Sainte-Catherine, una larga calle comercial que recorre de norte a sur la zona céntrica de la ciudad.

Subimos paseando hasta Place de la Comédie, donde está la Ópera National y el famoso Grand Hôtel con el restaurante de Gordon Ramsay. No olvidemos que íbamos con una niña pequeña recién llegada de un viaje largo, así que paramos en un precioso tiovivo ubicado al lado, en Allée de Tourny.

Y como nos habían recomendado, compramos unos “canelés” de La Toque Cuivré (place gambetta y rue st.catherine). De ahí,…y no de la competencia nos insistió Guiomar, y le hicimos caso. Fantástica elección!

A esas horas y por la época del año en que estábamos pronto se hizo de noche, así que volvimos al hotel por las calles aledañas a St. Catherine pasando por la Place Camille Jullian donde encontramos Cinema Utopía, un cine poco convencional puesto que ocupa el lugar de la que fue la Iglesia de Saint-Siméon. Merece la pena pasar aunque sea a tomar algo en la cafetería que hay en la entrada y si vais sin niños, la opción de ver una película en versión original en un emplazamiento así, seguro que merece la pena.

Al día siguiente, retomamos la parte sur de St. Catherine desde Porte d’Aquitaine, con un comercio de menor envergadura, una zona más austera y con menor presencia de turismo.

A media mañana, tras un re-desayuno en Place du Parlament, nos dirigimos hacia la más que conocida Place de la Bourse con parada obligada en Le Miroir d’eau. Lástima que fuese invierno para descalzarnos y pasear por ella…aunque lo hicimos con botas y sumo cuidado ;)

Paseando junto al Río Garona y dejando atrás Le Pont de Pierre, llegamos hasta la Place des Quinconces, el paraíso absoluto de los niños. Un parque lleno de atracciones, castillos hinchables, colchonetas…y por supuesto, la enorme noria que ya forma parte del skyline de la ciudad. Y sí, hubo que subir dejando el vértigo a un lado…

Tuvimos mucha suerte con un tiempo que nos acompañó durante todo el viaje, así que aprovechamos para comer en las inmediaciones del Jardín Público. Una preciosidad que no podéis dejar de visitar, como ocurre con la mayoría de parques franceses.

Toda esta zona norte de la ciudad nos encantó, aunque no puedo recordar el nombre de muchas calles, pero merece la pena perderse por ellas. Lo que sí recuerdo fue la calle Rue Notre Dame que nos encantó (aquí entramos a hacer unas compras a Do you speak Français, una tienda de objetos hechos exclusivamente en Francia: deco, ropa y también algo de cosmética), en dirección a la Iglesia St.Louis des Chartrons y al mercado del mismo nombre (Halle des Chartrons). Toda esa zona es una maravilla llena de pequeñas cafeterías, tiendas y galerías donde pasar una tarde entera. (Anotad el barrio de Chartrons sin ninguna duda!).

En cuanto a la famosa Cité du Vin (XTU Architects), solamente pudimos verla por fuera ya que no nos llegaban las horas para mucho más y en su lugar optamos por una opción que os contaré en la siguiente parte de este post.

Como algo pendiente, nos quedó visitar el Darwin Eco-système en el margen derecho del río Garona, un antiguo cuartel convertido en un centro alternativo dedicado al desarrollo económico responsable y sostenible, un lugar donde impulsar start ups comprometidas con el medio ambiente, donde realizar eventos, espacio de coworking…sin duda un lugar más que interesante que merecía una visita más completa. La próxima vez será!

De vuelta al hotel, y aprovechando que no llovía y que en las terrazas se estaba de maravilla, cenamos en el Barrio de Saint-Pierre, que recuerda un poco al Born de Barcelona con ese encanto de pequeñas callejuelas llenas de cafeterías, restaurantes…

Al día siguiente, dejábamos Burdeos en dirección a Saint-Émilion y sus maravillosos viñedos, no sin antes hacer una parada técnica en un lugar que os contaré en la próxima entrada.

Pat