Víctimas de las vacunas del papiloma: Las notificaciones de muertes pueden ser muchas más de las “oficiales”

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Hace unos días pudimos leer en la web Maldita Ciencia, que desentraña supuestos bulos con un periodismo de datos en ocasiones brillante, la publicación La vacuna del VPH y sus supuestas 352 víctimas mortales en Europa. El post parece una réplica a uno mío, de los más leídos y difundidos de mi blog titulado 352 muertes por la vacuna del papiloma notificadas ante la Agencia Europea de Medicamentos.

Me puse en contacto con Alicia Capilla, presidenta de la Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP) que anonadada me indicó que pese a que la citan en el escrito ¡no se han puesto con contacto con ella!

Ya que mencionan mi nombre sin haber contactado conmigo antes, me siento en la obligación de aclarar algunas cuestiones de total relevancia para preservar la salud de las mujeres de nuestro país", me dijo.

Así que lo que sigue es la contestación de la portavoz de las víctimas de esa inmunización, no sin antes precisar que no argumentamos que existan 352 chicas muertas sino que la menos son esas las notificaciones de posibles decesos recibidas por el organismo oficial encargado de la farmacovigilancia en Europa, que NO HA INVESTIGADO nunca el asunto por lo que son eso NOTIFICACIONES (de momento), no fallecimientos.

Argumenta Capilla en esta misma línea:

En primer lugar, me gustaría aclarar que nunca he afirmado que esta vacuna haya matado a 352 niñas, sino que hay registradas 352 notificaciones de reacciones adversas con desenlace mortal, conforme a la documentación aportada por la propia Agencia Europea del Medicamento (EMA) a la AAVP.

Lo que sí que hemos denunciado es el elevado número de estas notificaciones de muertes y por ello hemos solicitado al Ministerio de Sanidad de nuestro país y a la propia EMA que dichas notificaciones se estudien con el rigor que requieren. Creemos que la labor que se está realizando desde las Agencias Reguladoras y desde Farmacovigilancia en relación a las vacunas del VPH deja mucho que desear, ya que por el momento existen claros conflictos de intereses por parte de los técnicos evaluadores, lo cual plantea al menos dudas razonables al ciudadano.

Todo ello hace que en la práctica la evaluación de dichas vacunas esté siendo realizada únicamente por las propias compañías farmacéuticas. Por otra parte, es muy importante considerar que la mayoría de las notificaciones fueron realizadas por profesionales sanitarios y que incluso la propia EMA reconoce que existe infranotificación, por lo que las cifras podrían ser incluso más altas de las mencionadas.

Indican que la cifra que la EMA facilita a maldita.es son 334 casos. ¿No creen ustedes que esa cifra es lo suficientemente elevada para actuar con cautela y diligencia, aunque no todos fuesen finalmente por la vacuna? ¿ Por qué no se estudian esos casos con absoluto rigor?

Como colectivo de afectadas nos preocupa, y así lo hemos trasladado a los organismos competentes, que no se esté informando correctamente a los ciudadanos y que no se quieran reconocer los daños causados.

En febrero de 2009, dada la gravedad de los efectos secundarios que la vacuna provoca en dos niñas valencianas, los medios de comunicación se hacen eco de la noticia y se cuestiona la seguridad de esta vacuna. También entonces se cuestiona su inclusión un tanto en el calendario vacunal.

La presión ejercida por los medios y la incapacidad para asumir responsabilidades ante la opinión pública explica no solo que se abandonara a las víctimas a su suerte, sino que se las estigmatizara arguyendo que la causa no era la vacuna sino la "psicogenia masiva", término inventado por un empleado a sueldo de la farmacéutica implicada para evitar hacer frente a futuras demandas, explicación con la que de paso los políticos implicados se exoneraban de asumir la más mínima responsabilidad.

Ya han pasado diez años y todavía hay quien sostiene que esta vacuna no tiene efectos adversos, como si hubiera algún medicamento que no los tuviera. El problema es que en el caso de esta vacuna en algunas ocasiones son de extrema gravedad, tal y como se advierte en la propia ficha técnica de Estados Unidos, que no en la europea.

El problema que tenemos las víctimas afectadas es que no quieren reconocer los efectos adversos, aunque estén incluidos en la ficha técnica, base de datos o literatura científica. Todo ello para echar balones fuera y no asumir ningún tipo de responsabilidad. Es mucho más fácil desacreditar, denigrar a las víctimas que atenderlas.

En España, el informe de la Agencia de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) del primer semestre de 2018 tiene registrados 1.283 casos ( 3.832 notificaciones de sospechas de reacciones adversas, ya que un caso suele presentar más de un efecto adverso). Además, el 43% de las notificaciones fueron graves y las enfermedades más notificadas son las que están relacionadas con trastornos del sistema nervioso (1.331 notificaciones).

Desde que se inició la vacunación en España hay registradas siete notificaciones con desenlace mortal pero a pesar del gran porcentaje de reacciones adversas graves notificadas aún no se ha hecho ningún estudio epidemiológico en nuestro país que evalúe dicha causalidad.

Según el estudio Notificación de reacciones adversas a la vacuna frente al virus del papiloma humano en la Comunidad Valenciana (2007-2011), de Rodríguez-Galán y col., publicado en 2014, las reacciones adversas parecen ser más frecuentes en el caso de las vacunas del VPH que con otras inmunizaciones.

Dicho estudio demostró que los efectos secundarios de las vacunas del VPH notificados por profesional sanitario (médicos y enfermeras) a las Autoridades Sanitarias tenían una incidencia aproximada de 1 por 1.000 inoculaciones.

Esta incidencia fue diez veces mayor que la descrita con otros tipos de vacunas administradas a jóvenes de la misma edad. El 32% de las reacciones adversas se clasificaron como graves.

Es cierto y nunca hemos dicho otra cosa que Japón dejó de recomendar -y no prohibir- la vacunación en 2013, tras comprobar que las reacciones adversas eran entre 1,7 y 3,6 veces mayores que con otras dos vacunas que se inoculaban a las jóvenes. Se analizaron 2.000 casos y se encontraron 357 notificaciones graves (17,85%), de ahí la decisión de suspender la vacunación del papiloma.

Hemos pedido al Ministerio de Sanidad que haga lo mismo pues aquí el porcentaje de notificaciones graves (43%) es mayor incluso que en Japón.

No podemos olvidar que estas vacunas se aplican a jóvenes que gozan de salud, que existen métodos de detección del cáncer de cérvix, que los programas de cribado realizados de manera sistemática han disminuido la incidencia y la mortalidad del cáncer de cuello de útero en un 70% en todos aquellos países que los han aplicado y que además la incidencia de esta afección en España no es un problema de Salud Pública.

Por este motivo, antes de que se incluyera esta vacuna en el calendario vacunal de nuestro país, muchos profesionales de la salud decidieron expresar su oposición a través de un documento que pedía una moratoria. Afirmar que esta vacuna evita el cáncer de cérvix es una falacia, ya que aún no se ha podido demostrar por la propia historia de la enfermedad. Se necesitan más de 20 años para demostrarlo.

Creemos que es una temeridad que "expertos" de sociedades científicas de nuestro país declaren que estas vacunas no tienen efectos adversos. Dicha afirmación no solo no es cierta, sino que pone en peligro su credibilidad y además puede afectar a la credibilidad y confianza en otras vacunas.

Si Maldita ciencia es un proyecto periodístico independiente que, como apuntan en su página web, pretende dotar a los ciudadanos de "herramientas para que no te la cuelen", si la credibilidad es su mayor valor y siguen una política de neutralidad, deberían al menos haber contactado con nuestra asociación para conocer las dos caras de la moneda.

En nuestra asociación no dudamos de que las vacunas constituyen una de las medidas sanitarias que mayor beneficio ha producido y sigue produciendo a la humanidad. Sin embargo, eso no justifica que por ello no podamos exigir que las Autoridades Sanitarias de nuestro país actúen con la debida diligencia apoyando a las víctimas, realizando una labor de farmocovigilancia efectiva e independiente e informando a los ciudadanos de los posibles riesgos que una práctica médica puede acarrear en personas sanas.