Victor Vasarely. El nacimiento del Op Art es el título de la muestra que se inauguró a priincipios de este en el Thyssen sobre Víctor Vasarely (Pécs, Hungria, 1906- París, 1997), organizada con fondos del Museo Vasarely de Budapest, del Museo Víctor Vasarely de Pécs, de la Fundación Vasarely de Aix-en-Provence y otros préstamos de coleccionistas privados.
En los años 60 y 70 las reproducciones de las serigrafías del Op art, el arte que provoca ilusiones ópticas, estaba en toda partes, faldas, vajillas, papeles pintados, camisas y hasta en la música.
Curada por Márton Orosz, la muestra de este creador de engaños visuales o paradojas ópticas, forma parte de las otras dos grandes exposiciones que se llevarán a cabo el próximo año sobre este “artista radical”. Una en Frankfurt, y la otra en París, en el Centro Pompidou, cuya creación esta ligada al artista, como ha señalado el director del Museo Thyssen, Guillermo Solana, en la presentación.
“Vasarely fue al Op art, lo que Andy Warhol al pop. El mérito de Vasarely, más allá de los hechos tradicionales, fue que convirtió el goce de la creación en la interacción con el espectador. Dio un impulso fundamental en llevar el arte a las masas mediante la explotación de sus imágenes en todos los medios posibles”, ha explicado Solana sobre el artista húngaro que se estableció en París, donde desarrolló la mayoría de su trabajo. “Y yo que tengo memoria pera ello -ha precisado Solana- recuerdo como en los 60 y 70 las reproducciones baratas de su obras estaban en todos los lados, en la consulta del médico, en las minifaldas, camisetas…. Quiso, siguiendo la utopía soviética o la menos radical de la Bauhaus, disminuir la distancia entre el arte y la vida”, ha precisado Solana.
Y es que Víctor Vasarely, figura de la geometría abstracta que decía que el camino estaba en la búsqueda de la geometría en el interior de la naturaleza, buscaba que el espectador se tuviera que mover o desplazar para captar el efecto óptico deseado y que fuera el o ella el auténtico creador de la obra de arte.
La muestra recoge la evolución del artista con formación científica -adoraba la física, tenía estudios psicológicos sobre la psicología de la Gestalt- que consiguió la fama a partir de la muestra que hizo en 1965 en el MOMA, de Nueva York.
Vasarely, que prefería llamar arte cinético al estilo que había inventado, creó un algoritmo que pensaba que podría ser de utilidad para su obra; “unas obras que hoy podría haber sido creadas por ordenador, lo que le hace estar de máxima actualidad“, en opinión, del comisario de la muestra.
“Ayudó a industrializar el arte con el concepto de multiplicidad. Quería hacer obras que mejorasen la sociedad, que la clase media pudiera comprar, que no estuvieren en subasta o galerías. Quería acabar con el concepto de arte que se tenía en los 60“, precisa el comisario.
Dividida en ochos secciones, estructuras en un orden cronológico, la muestra se abre con “Estructuras Vega”, que no es la primera en orden, pero es la serie más simbólica que realizó el artista en la cumbre de su carrera y cuyo nombre deriva de la estrella que más brilla en las noches de verano del hemisferio norte.
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Fuente: EFE