Proceden, qué paradoja, de dos de las denominaciones de origen donde más se ha hecho por el vino en este país y, al mismo tiempo, donde más se ha producido y vendido, donde más desatinos se han cometido y donde más se ha perdido el sentido de la fruta y del terruño. De La Rioja y la Ribera del Duero se trata, zonas históricas que perdieron un poco de vista sus orígenes, en el vaivén de las críticas mediáticas y de los rankings de ultramar. Con esfuerzos como los de las hermanas López de Heredia, en Haro, o Ángel Pérez Rojo, en Olmedillo de Roa (tan distintas, tan cercanas estas dos bodegas), La Rioja y la Ribera del Duero reencuentran sus señas de identidad.
Viña Gravonia Crianza 2000 es, quizás, el blanco menos conocido de Bodegas López de Heredia Viña Tondonia. Sus uvas, 100% viura, proceden del viñedo Zaconia, que goza de la humedad cercana del Ebro. Sus cepas hunden raíces en un suelo pobre, cascajo y pedregal, orientado al sur. Aquí se sabe bién qué es la viura y cómo tratarla para hacer con ella blancos que perduren. El secreto, cómo no, está en saber recoger la fruta en su momento, en llevarla cuanto antes al lagar (¡200 metros en línea recta!) y en educar al vino (¡en López de Heredia le dan clases al vino!) con la madera justa. Cuatro años de barricas viejas de roble americano, con dos trasiegas al año. Y otros seis de botella (sin filtrar) en las profundidades de la cava.
Tales son los estudios del Viña Gravonia 2000. Nunca pongo notas pero hay que decir que esta viura ha salido de la escuela con la lección bien aprendida. Con un alcohol medido (12,5%) y tomado bien fresco, este blanco sorprende por su tono amarillo casi intenso, con destellos de trigo en envero. Se mueve con ligereza en el paladar y es sutil en su expresión: romero y lavanda seca, orégano y jabón de Marsella, hojas de menta y madera al sol, es un vino seco y mineral (óxido de hierro). Habla poco y con las palabras justas. Con un buen queso manchego a medio curar, su música debe ser la que escucha San Pedro en sus interminables tardes de puesta de sol.
El queso como camino: no me parece mala guía para pasar de la ribera del Ebro a la del Duero. Las Tabaneras 2008 se hace allí, en Olmedillo de Roa. Confieso que de él sé poco. Si acaso, lo más importante: las dos botellas que he tomado en apenas diez días...Mi conmilitón en los placeres del vino, Manuel Aguinaga, dio las primeras pistas y el vino, casi por arte de magia, ha aparecido hace bien poco en Barcelona. Tabaneras: una finca única, de viñedo viejo y cepas en copa, donde abundarán los tábanos (digo yo...) pero también la tinta fina. Orientada al sur y bien ventilada, el secreto está en el ensamblaje: lo que tiene la viña, lleva la botella. Y junto a las cepas de tinta fina, hay no pocas de dos variedades blancas: albillo y jaén. Vendimia muy medida y temprana, grado alcohólico justo (sobre el 13%), suaves extracciones y poca madera (¡nunca nueva!) para un vino que quiere dar todo el protagonismo al genio y poderío de su fruta. Qué fácil es olvidar de donde venimos y qué difícil es volver. Los de la Bodega Matanegra lo han conseguido, doy fe.
Su vino es como el corazón del rubí, como el zumo del granado sobre loza blanca. Es vivo como la culebra en verano, es ágil, te hace vibrar y, al mismo tiempo, lo hace de forma discreta y sosegada. Es zumo de fresas salvajes, es acidez de la frambuesa en su punto, es perfume de la tierra en tu mano, ¿antes o después de una suave llovizna? Tras el reposo en copa, es aroma de la levadura, es zarzamora, es cereza madura. Tiene un punto jovial este vino. Es sabroso, es apetitoso. ¡Es adictivo!
Vinos que son vinazos, caramba, vinos que acompañan la comida como pocos, vinos que son buenos compañeros para la charla también, vinos que nos llevan de vuelta a los orígenes porque despiertan viejas, buenas sensaciones...
La primera fotografía es de Sabático en la Rioja: "Paisaje de la Rioja Alta". La segunda foto es de Marcelo Isarrualde.
Nota bene. Este post participa en el "I Premio Vinos y Blogs del III Concurso de Vinos del Noroeste". Así lo hago constar, según piden las bases del concurso.