Hay barrios en ciudades europeas en los que una mujer no velada y que no oculte sus formas bajo amplias túnicas induce al pecado, por lo que frecuentemente es castigada con la violación masiva de hombres piadosos que fueron tentados por la provocadora prostituta, porque eso es una mujer así.
Es lo que le ha ocurrido hace unos días a Lara Logan, la atractiva corresponsal de la cadena estadounidense CBS, que fue agredida sexualmente durante media hora en la Plaza de la Libertad de El Cairo por unos 200 hombres religiosos que reclamaban libertad, justicia, y el derrocamiento del tirano Mubarak.
Rescatada por el ejército y por otras mujeres que vieron el ataque, la periodista fue evacuada inmediatamente a EE.UU., donde estuvo internada cuatro días en un hospital.
Pero qué monstruos los agresores, podríamos decirnos. Sí, pero hace pocas décadas en España había quien creía que las chicas usaban minifalda para provocar a los hombres. Hubo supermachos que las agredieron.
Cuando las autoproclamadas feministas occidentales defienden el uso de vestimentas carcelarias en las musulmanas, porque supuestamente ellas quieren, ignoran a posta que es la presión social sobre esas mujeres lo que las obliga a no parecer prostitutas y les evita ser vejadas o violadas por ir provocando al varón.
El Corán e innumerables hadizes sacralizan la virtud femenina no en la conducta, sino en que no provoque al macho, al que Alá hizo ardiente y sexualmente muy activo. El hombre ideal es Mahoma, que casi sesentón satisfacía a sus por entonces 24 mujeres.
Un hombre protege su honor obligando a la mujer a no provocar a otros hombres: estamos ante una sociedad religiosa muy diferente a nuestra ilustración contemporánea.
Lara Logan, rubia, ropas occidentales y bellísimos rostro y cuerpo, trabajando para una empresa del mito odiado-envidiado EE.UU., iba provocando a los hombres piadosos que tuvieron que castigarla por haberles inducido al pecado.
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SALAS, y no hay más que decir
Las mujeres que crean una familia feliz no son, gracias a Alá, como Lara Logan:
Había olvidado reproducir la imágen de la periodista, a la que mientras atacaban le llamaban judía, como hacen con toda mujer a la que hay que vejar. Véala usted.