Violencia

Por Pedsocial @Pedsocial

Unos resultados electorales en Andalucía con la irrupción de un partido de la ultraderecha en la panoplia del parlamento andaluz ha puesto, curiosamente, el tema de la violencia en la actualidad de los medios en el estado. La proposición extremista y sesgada del tal partido del significado de la violencia, intentando de alguna forma generalizar la existencia de violencia y, con ello, minimizar la tremenda realidad de la violencia contra las mujeres, ha despertado rechazos y denuestos múltiples. Hace un rato (martes, 15 de enero) una multitudinaria manifestación de mujeres ha amenizado el acto de toma de posesión del nuevo presidente de la Comunidad Autónoma andaluza con una sonora repulsa.

Los políticos son muy hábiles cuando se trata de distraer la percepción de la realidad y, con ello, ocupar espacios en la actualidad mediática. Dar la impresión que minusvaloraban la violencia de género, los feminicidios, ha conseguido una presencia en los medios que de otro modo no hubiesen tenido.

Desde este espacio ya nos hemos manifestado repetidamente en contra de la violencia en todas sus formas y, naturalmente, la que afecta principalmente a los niños. Y hemos insistido en que cualquier violencia contra una mujer que tenga hijos es violencia contra esos hijos. Si siempre se ha considerado que mentarle a uno la madre como el peor de los insultos, que no será simplemente matarla…

El ámbito doméstico, de las familias y sus vidas privadas puede parecer que separa situaciones de cuando lo que sea, la violencia en este caso, tiene lugar en otros ámbitos, en la calle, en el trabajo o en la escuela. También intenta establecer alguna diferencia entre la violencia ejercida cuando existe alguna relación entre agresor y víctima y la que se pueda producir entre desconocidos. La violencia es violencia donde quiera y cuando se produzca. Lo que sucede es que la violencia en ámbitos de proximidad tiene la posibilidad de ser continuada, reiterativa.

El lenguaje tiene sus trampas. Gramaticalmente agresor es un término del género masculino y, en cambio, víctima lo es femenino. Los filólogos no se cansan de decir que el género neutro en español suele sonar masculino. Con el debido respeto a los colectivos feministas, retorcer el lenguaje hasta feminizar el género que deba ser neutro, no alcanza más allá de ese retorcimiento. Y decimos esto en la conciencia de que hablamos desde nuestro cromosoma pero intentando ser eclécticos. Cuando se tratan los temas en idiomas distintos se puede comprobar, como sucede con las lenguas anglogermánicas, que el género lo definen los pronombres y que el género de muchas cosas no es siempre traducible, con las confusiones que ello aporta. (Por ejemplo, en inglés, todos los vehículos, coches, aviones, barcos, naves espaciales, etc. son femeninos. Poner combustible a un automóvil es “llenarla”, no llenarlo).

Todo ello: piruetas de partidos políticos, valoraciones sociales sobre distintos ámbitos o cuestiones gramaticales, no debieran distraernos de que la violencia, en cualquiera de sus formas, siempre se ejerce sobre los más débiles. Y de que la erradicación de la violencia debe servir para, precisamente, proteger a los débiles. En el caso de los niños, es evidente.

Detectar situaciones de violencia es una obligación de todos los profesionales asistenciales dondequiera que ejerzan su actividad. Y denunciarlas con prontitud y eficacia, mandatorio.

X. Allué (Editor)