Llevaba mucho tiempo queriendo acercarme para ver la reforma de la Alhóndiga de Bilbao. Y, por motivos de trabajo, me había sido imposible encontrar un hueco para visitarla.
Bueno, ya está hecha la visita y la verdad es que merece la pena. El contraste de estilos conviviendo en un mismo espacio le dan carácter y personalidad. Bien por Stark.
Espero que toda la inversión revierta en beneficio de todos y se utilice ese espacio para eventos, espectáculos… y Bilbao le pueda sacar partido sin tener que pasar dolorosamente “por caja”. Al fin y al cabo, pertenece a Bilbao y debe ser aprovechada por el pueblo, y no al revés. De ilusiones también se vive, ¿no?