El viernes pasado tuvimos la suerte de visitar el que será el epicentro del campus de la nueva universidad de económicas WU, obra del estudio Zaha Hadid. Gracias a la guía de un amigo arquitecto, Raphael Siebert, que ha llevado a cabo las obras del que será nueva biblioteca y centro de estudios de la WU a través de Vasko+partner, recorrimos encantados el interior del mismo. Previo al descubrimiento de sus entresijos, observamos la imponente presencia del voladizo que domina el punto central del campus. Si bien la fachada no es su punto fuerte, la pieza flotante negra domina sobre sus alrededores y aloja un espacio espectacular, comentado más adelante. Contrasta por igual con los variopintos colores de la intervención del CRAB studio, el acero corten omnipresente en la pieza de la oficina que ganó el concurso para el plan general, BUS architektur, las tiras de Carme Pinós... Un poco más alejado se divisa el abstracto fragmento del estudio no.mad, en varias opiniones compartidas la mejor intromisión en el recinto.
En nuestro ascenso hacia el voladizo, observamos el ágora central desde las salas que se disponen directamente hacia ella, espacios comunes de estudio, relax, lectura... La estructura es interesante, sobre todo en la parte que concierne al gran saliente y los pilares inclinados que transmiten las cargas del mismo hasta la superficie. La luz transcurre tamizada al interior, cayendo desde las incisiones de la cubierta a través de los atrios en las diversas habitaciones. Un sistema de reserva temporal de las salas, permitirá que las personas con tarjeta universitaria gocen de un espacio de reuniones aislado cuando así lo deseen
Por fin, llegamos al lugar donde muchos universitarios se quedarán ensimismados observando el Prater y el Skyline de Viena, mientras sus pensamientos vuelan sobre la verde y tupida cubierta de árboles que se extiende ante ellos. Un espacio a doble altura en su límite con la lámina de vidrio, al que se accede por igual desde la previa bandeja, retraída de tal manera que la luz llega a los rincones de la misma sin esfuerzo.
De vuelta al suelo, el recorrido se prolonga echando un breve vistazo a otro de los edificios anexos, en este caso el perteneciente al estudio Hitoshi Abe, del que destaca su serpenteante incisión interna donde se macla la escalera que da accesos a las tres plantas.
Viena, sol, Prater... todavía hace calor cuando acabamos. Nada mejor que una buena cerveza a la vez que evaluamos los buenos momentos, de la obra... y de la vida.
Gracias por la genial guía, Rapha; y por la invitación, Katinka Hasta luego, b´aC Javi