Los alimentos además de aportarnos nutrientes, también pueden influir en nuestro estado de ánimo. Ese es el caso de la vitamina C.
Cuando os encontréis en situaciones de estrés o de muchos nervios, o ansiedad, un buen aliado para estos casos puede ser la vitamina C. ¿Quizá os preguntaréis el por qué? Veamos:
La carencia de esta vitamina puede conducir a una sensación de fatiga y un sentimiento de tristeza. Además, cuando estamos estresados nuestro cuerpo utiliza más rápido las reservas de esta vitamina, por lo que es recomendable que os aseguréis de que en vuestra dieta diaria abunden alimentos ricos en ella.
Para garantizar vuestro aporte correcto de vitamina C, es aconsejable que toméis a diario como mínimo: un zumo de naranja fresca y natural (recién exprimido), o bien uno o dos pomelos, o comer como mínimo un kiwi cada día.
Otros alimentos ricos en vitamina C son: el escaramujo, las grosellas, la piña, los pimientos, el hinojo y las espinacas, todos ellos tomados en crudo.
Otra solución puede ser recurrir a los suplementos vitamínicos, bajo el asesoramiento de un profesional de la salud, (para que os aconseje la pauta y dosis diaria a tomar), aunque éstos deben ser considerados como un complemento a la dieta y nunca deben sustituir a la fruta o alimentos naturales.
La vitamina C aplicada en cosmética, también puede ser una buena aliada para combatir los síntomas de fatiga, cansancio, arrugas, y en definitiva, para que el cutis luzca radiante y perfecto.
Se ha demostrado que la vitamina C en su uso tópico (externamente) alcanza una concentración 30 veces más que por vía oral. Su permanencia en la piel tras la aplicación es de 48 horas, lo que potencia sus acciones biológicas y además permite el uso alternativo de otros tratamientos, ayudando a que éstos surjan más efecto.
Besos desde mi blog!!!