A su tiempo, Luna Paiva contó que diseñó los dioramas que visten las vitrinas inspirándose en los viajes que realizara Bompland junto a Humboldt por América del Sur en 1799. La artista vistió los escaparates de abundantes referencias selváticas -como una especie de naturaleza salvaje- donde entre ramas y hojas exóticas, los productos de Hermès se ofrecen como tesoros por descubrir...
Perdón por no poder retratar mejor la vitrina, pero con el reflejo del sol fue imposible captar los detalles. L@s invito a que pasen de noche para verla en todo su esplendor.
El brunch tuvo su cuota lúdica... En el entrepiso del local flotaban estos encantadores caballos plateados y nadie pudo resistir la tentación de jugar con ellos y llevarse uno a su casa. Yo recorrí varias cuadras con el mío siguiéndome los pasos...
Fue un disfrute a puro color y charla con amig@s. Uno de esos momentos que Hermès suele regalarnos...
Espero que les haya gustado el post, que me cuenten qué les pareció lo nuevo de Hermès o lo que deseen expresar. Nos leemos hoy y todo el fin de semana:>