Siempre es complicado desnudarse.
En público, en mayor o menor medida.
Pero hay ocasiones que resulta una verdadera liberación.
Todo comenzó como una necesidad ante una situación desconocida, a la que nos costaba acostumbrarnos y en la que el día a día nos desbarataba la razón.
Un accidente…, una llamada de teléfono de la policía… y comenzaba el trago mas amargo de mi vida…
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