Volumetrías mágicas. La Alhambra de Granada

Por A-Cero Blog

Hoy, Joaquín Torres, director de A-cero, recomienda la Alhambra de Granada. La Alhambra, denominada así por sus muros de color rojizo (su traducción del árabe sería algo así como “Castillo Rojo”) está ubicada en la colina de al-Sabika, en frente de los barrios del Albaicín y la Alcazaba, desde donde domina toda la ciudad de Granada. Se tiene constancia de ella por primera vez en el siglo IX aunque no será hasta la llegada de los nazaríes, en el XIII, cuando alcance su máximo esplendor. A Yusuf I y Mohamed V, ambos ya en el siglo XIV, les debemos la mayoría de las construcciones que nos han llegado hasta hoy entre las que se encuentran la Puerta de la Justicia, la ampliación y decoración de las torres, los Baños y el Cuarto de Comares, la Sala de la Barca y el Patio de los Leones. A la época de los Reyes Católicos pertenece el Palacio de Carlos V, previa demolición de parte del conjunto.

La arquitectura nazarí de la Alhambra constituye el final de una época de esplendor que comenzó en la Córdoba de los Omeyas en el siglo VIII. Presenta ciertos rasgos distintivos como el arco de herradura con alfiz (marco cuadrado en el que se envuelve el arco), las albanegras (enjutas de los arcos de forma triangular), además de elementos propios como los característicos capiteles de las columnas del conjunto. Estas columnas, precisamente, de fuste cilíndrico muy fino y con el capitel partido en dos y profusamente decorado, son propias de la Alhambra y no se emplean en ninguna otra construcción de este periodo o estilo artístico. Otro de los detalles arquitectónicos destacados son las bóvedas de mocárabes, compuestas por celdillas o alvéolos superpuestos, como las que pueden verse en la Sala del Abencerraje y en la Sala de las Dos Hermanas.

Otra de las constantes muy presente en la Alhambra es la gran carga decorativa que posee, expresión de un auténtico horror vacui que puede verse en cada rincón, en cada pared, recubierta con cerámicas o yeserías riquísimas, en las cubiertas de madera con filigranas o incluso en elementos arquitectónicos, arcos sobre todo, a menudo falsos y meramente decorativos. Decoración vegetal (ataurique), lacería, redes de rombos, caligrafía e incluso poemas componen el rico mosaico decorativo que podemos ver en esta construcción milenaria.