Voluntad (ii)

Por Lasnuevemusas @semanario9musas

En este segundo volumen de Voluntad, abordo principalmente una perspectiva sobre la humanidad desde un punto de vista sociológico, analizando el rebaño en vez de las ovejas por separado, el hormiguero como un nivel superior al de las hormigas, y observando que, al contrario que ocurre con la agrupación de los insectos, los humanos se vuelven más estúpidos apiñados que como individuos disgregados.

La filosofía que considero importante ha sido obra de librepensadores, de individuos que trataron de pensar por sí mismos, y no como meros imitadores dentro de un colectivo.

El ser humano tiende por lo general a la conducta borreguil, se asusta como un corderillo abandonado en el bosque si no se ve rodeado de otros congéneres. Muchos se hacen fuertes y bravucones en sus críticas cuando se ven arropados por otros con respecto a sus ideas, pero pocos son los que van por libre en solitario, y en estos últimos, precisamente, se hallan los faros del progreso intelectual en la humanidad; lo demás es eco o nada. Departamentos universitarios, partidos políticos, sectas religiosas, etc. no son sino mafias organizadas por unos intereses creados. Las ideas valiosas han nacido en unas pocas mentes inquietas y ensimismadas que observan al resto (quizá no sea la mía una de estas, lo admito).

Lo demás es ruido de mercadillo, y es interés del lector despierto saber escoger sus lecturas separando el grano de la paja.

Alguien se puede molestar por mis comentarios generales, sí, y reaccionar ante ellos con mayor agresividad contra el autor. De hecho, ya he recibido algunas descalificaciones de alguno a quien no le cayó muy simpática la obra en pasadas ediciones. Ahora bien, no hay una simetría de validez en el ejercicio crítico descalificatorio. Incluso desde el punto de vista legal, la libertad de expresión permite a un escritor hacer valoraciones con toda la acritud que quiera contra entes abstractos o colectivos genéricos anónimos -estos no son sujetos de derecho-, siempre que no se caiga en delitos de incitación a la violencia u otros tipificados. Sin embargo, el escritor sí es un individuo portador de unos derechos y puede demandar a cualquiera que ofenda su honor, lo difame o trate de censurar sus obras. Veremos cuánto dura el espíritu de la ley que amparó la libertad de expresión en los últimos dos siglos, pues ya vienen pisando fuerte algunos plebeyos ofendiditos y sectores populistas que reclaman más censura y más caza de brujas contra quien se salga de la corrección política.

"Martín es un genuino iconoclasta que no deja títere con cabeza, empezando por sí mismo. (...) Sus enemigos favoritos son los mercaderes, los especuladores, los funcionarios, los sabios oficiales, los políticos, los progres, los sacerdotes, los religiosos, los feministas, los que administran el cotarro de la cultura, los fachas, los rojos, los demócratas... ¿Para qué seguir?: tirios y troyanos. (...) Hace tiempo visité Puerto Rico pocos meses después de que la isla fuera asolada por el ciclón Hugo. Esperaba encontrar un paisaje de devastación, pero me sorprendió comprobar la pujanza y lozanía de la vegetación. Así me lo explicaron: "Siempre pasa lo mismo después del huracán: el vendaval arrastra todo lo caduco y podrido, efectúa una poda gigantesca. La humedad que deja riega los renuevos que ya no encuentran nada que estorbe su crecimiento...". Considero que con el libro de Martín ocurre algo semejante. No diré que me haya servido de lectura espiritual, pero tampoco le ha quedado lejos..."

Juan Arana (del prólogo)

Demandada editorial por censurar libro ofensivo para las mujeres Sobre el autor

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