Para algunos, una pesadilla, la vuelta a la rutina. Para otros, el comienzo de un nuevo tramo, un nuevo tramo en el camino que se está haciendo mucho más largo de lo planificado (planificado no de forma literal, porque seguramente no se planificó) y que hace, que al igual que el que retorna al trabajo duro, sientan temor y miedo por su llegada.
Un nuevo tramo que se ramifica. Aunque eso no lo vean todos. Porque para algunos ese tramo sólo sigue una única y antigua senda que marca su viejo mapa. Sin embargo el que utiliza o por lo menos valora las ramificaciones del camino para coger un atajo será el que realmente se amolde a la situación pedregosa del mismo y consiga llegar a su destino/meta/objetivo/sueño.