¿Volverías a tener hijos?

Por Valedeoro @valedeoro

La mayoría de las decisiones que tomarás a lo largo de tu vida son reversibles de una u otra forma. Si el resultado no es lo que te esperabas, siempre puedes rectificar. Encontrarás la forma de cambiar de rumbo, darle otra vuelta o volver a la situación inicial. Puedes dejar el trabajo que te agobia. Puedes donar o vender la ropa que nunca te pones. Puedes devolver el curso que al final no era lo que buscabas (o necesitabas). Quizás no es fácil, ni tampoco rápido. Pero es posible.

La única decisión irreversible es la de tener hijos.

Reflexión previa: La paradoja de la decisión perfecta

Todos tomamos nuestras decisiones basado en lo que sabemos en el momento de la decisión. Eso significa que considerando todo lo que sabes hoy, tu decisión será perfecta. Lo que hoy decides es la mejor opción, dadas las circunstancias y tus conocimientos.

Si mañana te enteras de algún nuevo detalle y te das cuenta que otra decisión hubiera sido mejor, esto no invalida tu decisión inicial - solo indica que con esta nueva información, tus argumentos son otros y lo harías diferente. Arrepentirse de la decisión ya tomada no vale la pena - es mejor utilizar esta energía en buscar alternativas y soluciones.

Te repito: Siempre tomarás la mejor decisión que puedes tomar en este momento.

Arrepentirse por una decisión que tomaste en el pasado por lo tanto no ayuda en nada. No pudiste decidir de otra forma. Lo que sí puedes hacer es analizar por qué dejaste de estar cómoda con la decision inicial: ¿qué es lo que te falta? ¿qué sabes hoy que no sabias antes? Y, finalmente: ¿cómo puedes mitigar esta sensación de que las cosas no han salido como te lo esperabas?

Adoro mis hijos y no los tendría

Te voy a confesar una cosa: si yo pudiera retroceder en el tiempo, no tendría hijos. Sería la madrina / tía / amiga más molona del mundo, pero dejaría la maternidad para otras mujeres. No me mal-interpretes: adoro a mis hijos. Los amo con locura y haría cualquier cosa por ellos. Aún así, si hace dos años hubiera sabido lo que sé hoy, hubiera tomado otra decisión.

Tener hijos es una de estas pocas decisiones irreversibles. No puedo retroceder en el tiempo ni tampoco quiero renunciar a ellos ahora que los tengo, así que me queda la pregunta: ¿Qué es lo que me hace falta? ¿Por qué me siento tan atrapada? ¿Qué cambios se han dado en mi vida sin que yo los hubiera protagonizados?

  • Hecho de menos la convivencia con mi pareja, los domingos en la cama, las obras de teatro, las cenas románticas.
  • Me cuesta no poder irme cuando me apetece, para correr, para disfrutar de un masaje, para leer un libro en la playa.
  • Mi tiempo libre se ha hecho escaso: entre el trabajo (que me encanta) y todo lo relacionado con los niños apenas hay tiempo para nada más: escribir, correr, quedar con amigos, crear.
  • Ni recuerdo la última vez que dormí una noche entera.

Yo sé que es temporal. Sé que crecerán rápidos.Sé que algún día volveré a dormir una noche sin interrupciones. Sé que es lo más bonito que me ha pasado jamás (y también lo más pesado). Espero que la experiencia nos haga crecer como pareja, aunque a veces es difícil. Imagino que un día miraré atrás y diré "que fuerte lo que hemos vivido y aprendido." Y también sé que como mujer en este momento y en esta sociedad es lo que hay (en mi próxima vida me iré a Suecia para tener hijos).

La búsqueda por la solución

Estoy consciente de todo esto, y aún así hay momento que el aquí y ahora me desespera.

Como todo proceso de aprendizaje mi experiencia de la maternidad no tiene nada de fácil. No hay florcitas, arcoiris y unicornios en el horizonte, sino un montón de cosas pendientes.

¿Cómo puedo trabajar con esta avalancha de emociones - que además no puedo compartir con nadie, porque directamente se me tachará de mala madre?

Hemos diseñado nuestras propias soluciones, creando una red de apoyo intencional: tenemos una AuPair que me permite seguir trabajando en lo que me apasiona. Una vez a la semana viene una señora a limpiar, liberando horas del fin de semana. Mi suegra está encantada en ayudar cuando necesito una mano por las tardes y mis padres están ansiosos que los niños tengan la edad suficiente para poder pasar el verano en Alemania. Y por las mañanas me puedo escapar a correr, sabiendo que mi marido ya se levantará si hay hambre o aburrimiento.

Esto me permite reconciliarme con la maternidad. Con estas soluciones puedo disfrutar del tiempo que paso con ellos, de las comidas que compartimos, de los paseos al parque. Ya no me asalta esta extraña sensación conflictiva del "si no tuviera hijos..." O por lo menos no con tanta frecuencia.