Es probable que muchos de los que lean este artículo hayan cambiado de domicilio. Algunos, quizá en más de una oportunidad. Pero no todos han actualizado esa información en el Reniec, por lo que en su DNI aparecerá un lugar de residencia que no corresponde al actual. Si se trata de cambios entre distritos de la misma provincia, muchas veces no se cambia porque se sigue viviendo en la misma ciudad. Esa idea se refuerza cuando se hace un trámite o llena un formulario y al colocar la dirección real, que no corresponde a la de su documento de identidad, no pasa nada. En general se sabe que hay que actualizar los datos, pero no se hace invocando la falta de tiempo, dinero.Hay casos de personas que cambian de residencia entre provincias del mismo departamento, y tampoco hacen su cambio domiciliario. También hay los que cambian de residencia pero a otra región. Para no hacer el cambio domiciliario en el Registro Nacional de Identidad invocan también falta de dinero, tiempo o aprovechar un buen pretexto para visitar a la familia. Igualmente, en algunos casos esto no se produce, sobre todo en distritos considerados de extrema pobreza, porque se ven beneficiados por políticas sociales dirigidas a las poblaciones vulnerables, incluida la exoneración de multa electoral por no sufragar.Finalmente, están las personas que por dinero o una prebenda, cambian su domicilio en su documento de identidad, pero siguen residiendo en donde habitualmente lo hacen. El propósito de esto es alterar el resultado de la votación. Estos últimos son los que se denomina "electores golondrinos" y, a los anteriores, "electores perezosos", que son, más allá de las excusas, irresponsables.Pero ¿cuántos son los peruanos que votan en un lugar distinto al que les corresponde? No se conoce cifras exactas, pero deben ser cientos de miles en todo país. Según información del proyecto de georreferenciación del Reniec, de catorce mil visitas realizadas en 43 distritos (en el Perú hay 1,835), se constató que tres mil electores no residen en los domicilios que están consignados en el DNI. Vale decir, en solo esta muestra ya se observa que un 21% no ha actualizado (o ha cambiado ilegalmente) su domicilioEs decir, cientos de miles de peruanos que eligen alcaldes, concejales, presidentes y consejeros regionales y parlamentarios que no les corresponden. Este grueso sector de electores no solo contravienen las normas, sino que alteran la voluntad popular que se traduce en el resultado de una votación. Lo que sí sabemos es que si cada peruano actualizara su domicilio y cada vez que cambia de residencia hace lo propio, se obtendrían muchos beneficios. El primero, que cada uno votaría por sus verdaderas autoridades y representantes y estas serían elegidas efectivamente por los electores de su circunscripción. Lo segundo es que el Estado contaría con una efectiva herramienta para desarrollar políticas públicas, sobre todo aquellas dirigidas a las poblaciones vulnerables, pues estas llegarían a los que realmente lo necesitan. (FTS)