Muchas veces conseguir un look decorativo sencillo, sin parecer poco arriesgado, es mas complicado que basarnos en un patrón, o inspirar nuestra decoración en las premisas de la combinación monocromática. A veces, es mas complejo conseguir interiores blancos, con pinceladas de color que no parezcan demasiado minimalistas, o espacios vintage, que no nos arrastren a las tonalidades apagadas y a los colores oscuros.
Y es que sencillamente, en la magia y el gusto único de la decoración podemos encontrarnos con espacios como el interior que os traigo hoy.
Una vivienda que nos mezcla elegancia, tradición, sencillez y ese toque sencillo que nos permite apreciar cada pieza, e incluso usar una mesa de ping pong como mesa de comedor.
Un lugar donde la ausencia de color en sus paredes, y la profundidad y guiños de color que se combinan, hacen que pasar la vista de una sala a otra, consiga que encontremos un espacio acogedor, agradable y creativo en el que cada pieza se vuelve una escultura.
Es fascinante y con una luz envidiable. Perfecto con molduras e imperfecto en sus suelos pintados. Sin duda… nos os dejara indiferentes, pues nos acerca un poco mas …la primavera.