Por Martín Volman
“Y sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser” Ludwig Feuerbach
“The production line of happiness“, de donde toma el nombre la muestra de Christopher Williams actualmente en curso en el MoMA, es una frase que pronuncia un obrero entrevistado por Jean Luc Godard en uno de sus documentales haciendo referencia al proceso de edición.
Williams (1956) estudió en el CIA (California Institute of the Arts) a mediados de los ‘70s con la primer ola de artistas conceptuales de la costa oeste: Baldessari, Huebler y Asher, entre otros. En la muestra The production line of happinnes, recientemente inaugurada, expone más de cien imágenes y un programa de cine experimental curados por él mismo, allí los conceptos que giran en torno a las imágenes son siempre los mismos: la fotografía como medio, el rol de las imágenes y de la publicidad, el consumo y el capitalismo.
Así por ejemplo en esta obra de 2008 que podría ser una fotografía publicitaria se presentan pecas prominentes de la piel sin editar junto a pies sucios de la modelo. En otras imágenes exhibidas, el artista estadounidense revisa cómo se usa a la mujer para vender.
La imperfección y el sentido del humor también están presentes en su obra. Es la anti – foto, la imagen que jamás sería aceptada. Williams parece así reírse de la mentira del marketing y la publicidad.
Walter Peterhans decía que la imagen se toma antes de presionar el obturador. Williams es más que un artista conceptual, es más que un fotógrafo. Diseña las escenografías pero no hace las tomas.
Es, ante todo un gran editor. En sus imágenes, investiga la superficialidad de la superficie. Capa tras capa se ocultan más detalles, más referencias (¿a otras imágenes?, ¿a la fotografía?), a las historias que están en la capa 0, el fondo. Así, con la yuxtaposición de capas, se convierte, no sin querer, ’ en un gran narrador.